Ser la única alma y no un saco de nueces

gruppa_serdze_100_wpCada objeto espiritual se divide en la parte interior y exterior y, de este modo, hasta el fin de todos los peldaños. Todas las partes interiores de todos los peldaños están conectadas entre sí y las partes exteriores están conectadas entre ellas.

Los deseos interiores se denominan: “la raíz”, “el alma”, “el cuerpo” y se sitúan uno dentro de otro. Por otro lado, existen los deseos externos, que se denominan “la vestidura” y “la casa”. El cuerpo del objeto superior transmite la luz a la raíz del objeto inferior, que también tiene los deseos internos (“la raíz”, “el alma”, “el cuerpo”). “La vestidura” y “la casa” están fuera y no se toman en cuenta, porque si por encima de los deseos no hay una pantalla, entonces éstos no pueden conectarse entre sí.

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Sólo la pantalla crea la conexión. Por eso, empezando desde la Segunda Restricción (Tzimtzúm Bet), se hace el cálculo sólo para los deseos internos cubiertos con la pantalla.

¿Si sobre el deseo no domina una pantalla anti-egoísta, entonces, cómo puedo conectarme en este deseo con otros?

Esto es como un saco con nueces que, después de la partición, están obligados a permanecer juntos y se frotan uno con el otro, pero nada más. Sólo en la medida en que descubra en mí los deseos interiores, tendré la oportunidad de conectar con otras almas; la parte interior más extrema del superior con la parte más interna del inferior, a semejanza de sus atributos.

Miren también el dibujo en mi tercer libro La Cabalá: Enseñanza Oculta Hebrea.

(Extracto de la lección sobre el libro Beit Shaár HaKavanót, correspondiente al 09 de marzo 2010)

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