Siente la vida de la unidad

Somos un oscuro deseo de recibir que depende totalmente de la satisfacción que recibe. Es la propiedad más sencilla, desamparada y dependiente, no puede hacer nada por sí misma; la único que espera es ser satisfecha. Estamos hechos así y debemos entender que nuestro avance, éxito y salida de este estado puede ser sólo con ayuda de una fuerza opuesta, ajena a nosotros, la fuerza de otorgamiento, amor, conexión y unidad.

Pero, ¿cómo podemos atraer esta fuerza si no tenemos conexión con ella? Si seguimos en nuestra naturaleza egoísta, estamos perdidos. O nos resignamos y nos sometemos totalmente al control de nuestra naturaleza o exigimos que la naturaleza opuesta actúe en nosotros y nos saque de este estado inconsciente, dependiente y bajo.

Según la naturaleza del deseo de recibir, yo sólo quiero satisfacer y silenciar mi deseo; es decir, me estoy matando solo. Aquí, la sabiduría de la Cabalá viene en nuestra ayuda, nos explica en qué forma deberíamos anhelar la satisfacción, cómo cambiar, cómo usar correctamente nuestro deseo, que es lo único que tenemos.

La naturaleza inanimada, las plantas y los animales obedecen su deseo por instinto, pero al hombre se le da la oportunidad de crear un sistema para analizar, comprender, cambiar y comparar los estados deseados con los reales. En el ambiente puedo recibir fuerzas opuestas a mi deseo de recibir. Así, podré alcanzar el equilibrio y comparar los dos sistemas opuestos.

Por eso, la corrección del hombre sólo puede ser con ayuda de la oración. Me conecto con la fuerza opuesta a mí y le pido que me dé fuerza de otorgamiento. Ahora hay dos fuerzas en mí, son dos líneas que me ayudarán a construir una línea media y a elevarme más y más por encima de mi naturaleza, es decir, adquirir, por encima de la razón, una fe cada vez más fuerte.

Debemos concentrar toda nuestra habilidad y capacidad para atraer la fuerza superior. Pero, dado que no lo sentimos y no podemos ser así, necesitamos construir un sistema de deseos egoístas rotos que sientan, con todo su egoísmo, la necesidad de conectarse con los demás, como está escrito: “Vayan y ganen el uno del otro”. Por eso construimos la familia, la sociedad, la nación, el país, etc.

El desarrollo es a expensas de una unidad cada vez mayor, hasta que el sistema comienza a comerse a sí mismo, como sucede en nuestros días. El ego ya no ve beneficio en la conexión, alcanzó su máximo. Ahora el ego vaga sin encontrar a dónde ir. Eso es la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Es evidente en la generación joven que no sabe a dónde ir y no encuentra ninguna satisfacción. No tiene necesidad de conectarse con nadie; un teléfono celular le es suficiente.

De ahí, es obvio que el viejo método de conexión, que nos satisfacía, ya no funciona. Ahora necesitamos construir una nueva forma de conexión que no venga de recibir beneficio a expensas de otros, eso nos llevó a un callejón sin salida. Primero debemos reconocer el mal, es decir, entender que ya no podemos corregir nuestra condición como lo hacíamos antes. Ahora es necesario restaurar el sistema que existía antes de la destrucción, es decir, volver al estado corregido.

Todo esto se logra sólo con la oración, pedir, si entendemos que no hay salida y lo único nos queda hacer es demandar la fuerza de conexión para que podamos conectarnos. Debemos reconocer el mal de nuestra naturaleza y el bien de la naturaleza opuesta, que es un sistema perfecto y que no sentimos debido a la destrucción. La diferencia entre esos dos sistemas, es la diferencia entre el Creador y los seres creados.

Para pedir la fuerza de corrección, nosotros mismos debemos construir un sistema pequeño y corregido y así nos quedará claro qué es lo que debemos pedir. Llegamos a un grupo pequeño, a la decena. Y ahí, vemos lo que nos falta para conectarnos como uno. No nos cancelamos unos a otros; más bien, nos complementamos.

Así funciona la decena y cuando terminamos de armar este rompecabezas, sentimos la fuerza interior y la vida de unidad, eso es el Creador. Por lo tanto, necesito sentir a la decena, al deseo que se puede revelar ahí y descubrir la fuerza que necesitamos para sentirnos como una decena y no como uno ni dos ni cinco.

Con esta aspiración, sentiremos anhelo por la fuerza superior de conexión llamada Creador, la fuerza de conexión, satisfacción y sostén. Todas las fuerzas están arriba, las peticiones están abajo, en nuestras manos. No obtendremos nada hasta que pidamos exactamente lo que necesitamos y en cantidad y cualidad correctas. Así «Su simiente será poderosa en la tierra, una generación de rectos, que serán bendecidos».1

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá 17/oct/19, Sucot
1 minuto 0:15

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