Sólo la Luz me eleva

Trabajar en el grupo toma mucho tiempo, pero la persona puede medir aproximadamente el grado en el cual el deseo por otorgar llega a acercarse, a ser más claro, más real y más necesario para ella. La persona ligeramente entiende que en verdad tiene que llegar a esto, que el otorgamiento es espiritualidad, que el Creador es la fuerza de otorgamiento y amor. Aparentemente, la intención altruista de Lishmá, el desprendimiento de uno mismo es la meta.

La persona todavía no sabe qué es esto. Aún no se da cuenta que ella en realidad es capaz de alcanzarlo. Obviamente, la persona no quiere esto, aunque el juego construye cada vez más una actitud seria para otorgar dentro de sí.

Es así como crecemos, como los niños. Primero un niño juega a la vida de adulto, pero después gradualmente madura y nos encontramos teniendo un trato hacia él como hacia un adulto, como un individuo completamente formado con deseos maduros. Debemos tratarlo como una persona.

Es así como vamos de un deseo natural por placer a jugar al otorgamiento, y al actuar deliberadamente, evocamos la Luz que Reforma. Esto nos trae a la realización y al deseo de otorgar, y luego entendemos que todo este proceso se realiza por medio de varios factores.

No estamos muy conscientes de su poder, y esto fue organizado deliberadamente para que no huyamos de ellos. En realidad el entorno es Máljut del mundo del Infinito, el sistema de las almas. Mientras más valoremos el entorno, imaginamos más claramente nuestra inclusión dentro de este sistema. Participamos en la vida de los amigos con toda nuestra fuerza ya que nunca podremos elevarnos sin ayuda. Esta es dada sólo mediante una fuerza externa, la fuerza de la Luz que una persona atrae hacia su entorno.

La Luz me influye al grado en que incremento el valor del entorno ante mis ojos. Al mismo tiempo el entorno no tiene nada de sí mismo. Los amigos sólo hablan de otorgamiento, no tienen nada más que palabras. Pero si una persona se inclina ante sus discusiones como si estas fueran verdad, entonces esto es suficiente. Al jugar “como si” se evoca la Luz que Reforma hacia la persona, el atributo de otorgamiento, el Creador.

Como un todo, atravesamos tres estados:

  1. La intención egoísta de Lishma en la cual alcanzamos nuestro egoísmo. Este es un estado muy complejo, el cual ya no está separado de la espiritualidad. Esto se debe a que la única forma de discernir el egoísmo en ti es en la Luz del otorgamiento.
  2. El proceso de cambio hacia la intención altruista, en donde jugamos como si el mundo espiritual fuera importante.
  3. El estado espiritual de Lishma donde el atributo de otorgamiento ya reina en nosotros por encima del atributo de recepción.

(36049 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/22/11, Escritos de Rabash)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *