Si pudiéramos ver la influencia de nuestras acciones subjetivas personales en el destino de la humanidad, que avanza hacia el cumplimiento del propósito de la creación, no seríamos tan indiferentes, entenderíamos la responsabilidad que cada uno tiene. Pero si no vemos ni entendemos ni escuchamos los deseos de los cabalistas, dejamos que todo siga su curso y pensamos que, de alguna forma y si es necesario, todo sucederá por sí mismo. Y reaccionamos a los eventos actuales de modo totalmente incorrecto y el resultado es que cada evento es aún peor. Así, gradualmente, el mundo se desliza hacia circunstancias cada vez más trágicas.
Si pudiéramos superar este punto de indiferencia, de no conocer el sistema y pudiéramos hacer que todos comprendieran que influimos en nuestro destino y en el de los demás, y, de alguna manera hacer que se sientan responsables por el destino del mundo y el suyo propio, todos, desde el más pequeño en una ciudad, país o continente, con su participación consciente, tendría una influencia muy grande en la espiritualidad.
Si cada uno pudiera participar conscientemente, el desarrollo del mundo sería diferente y la gente sería cada vez más consciente del programa de la creación y de la necesidad de participar en él. Al hacerlo, cambiaríamos nuestra actitud hacia la vida. Es muy importante que cada uno comprenda que puede influir activamente en el destino.
Pregunta: ¿El hombre siempre cambia cuando está inmerso en algún ambiente?
Respuesta: No, no siempre. Pero, de todos modos, su conocimiento, incluso el más pasivo, si escuchó y se fue, permanece, subconscientemente vive y se desarrolla en él, como la semilla que cae en la tierra. Puede seguir ahí por algún tiempo y luego, en condiciones favorables, crecerá.
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