Un contraste que revela la verdadera imagen del mundo

Dr. Michael LaitmanLa Torá, Éxodo, 20:14: «No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la esposa de tu prójimo, ni su sirviente, ni su sirvienta, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».

Una casa, una esposa, un sirviente, un buey, o un asno son todos los principales deseos de la persona que gradualmente se conectan dentro de ella, comenzando de las vasijas externas hasta los deseos más internos.

«No codiciarán», significa que tienen que trabajar con sus deseos con el fin de otorgar y no para sí mismos.

Si hasta ahora se trataba de lo que tenían y de cómo trabajar con ello, ahora se trata de lo que el otro tiene, lo cual ustedes no pueden usar.

Usar significa «querer». No se trata sólo de «no codiciar» en el sentido de «no tomarlo» sino en realidad de no codiciarlo, de no sentir la más mínima envidia hacia el otro. Entonces ustedes comienzan a entender que si se relacionan con él, no verán siquiera su imagen.

Usualmente ven ciertas cosas buenas y ciertas cosas malas en la persona y la envidian un poco, etc. No pueden verla como es en realidad; la ven en comparación a ustedes, ya sea mejor o peor de una u otra manera. Si no la ven a través del prisma de la envidia etc., no verán su imagen.

Ella nunca será descrita ante ustedes, dado que, por debajo, nuestra base es como un disco compacto sensible a la luz, que está detrás de los lentes de la cámara que captan la imagen, la transforman en señales eléctricas y la transmiten al control para que nuestra base perciba lo todo sólo en relación a nosotros: hasta qué grado parece mejor o peor con respecto a mi ego.

Si yo me deshago de ello en relación a mí mismo, entonces no los veo, desaparecen de mi vista ¿Qué sucede? Resulta que el mundo no existe. Sólo veo un vacío absoluto.

Esto significa que el estado corregido implica falta de envidia en mí y todos los otros estados con respecto a otras personas y a la humanidad. En ese caso, yo comienzo a entender que no hay nadie y que todo desaparece. Entonces tengo que encontrar un atributo totalmente nuevo que me permita ver lo que sí existe.

Resulta que mi ego es anulado, entonces toda la imagen del mundo se anulada y el mundo no existe ¿Entonces qué existe? No hay nada excepto al atributo de otorgamiento ¿Pero cómo puedo percibirlo? Yo comienzo a cambiarme de acuerdo a este atributo de otorgamiento y en la misma medida que no soy compatible con él, comienzo a ver las diferencias y viceversa; en la misma medida que soy compatible con él, comienzo a sentir este atributo, dado que se ha creado un contraste. Resulta que la parte del mundo en la que no soy compatible con el atributo de otorgamiento aún soy yo por el momento y la parte del mundo en la que soy compatible con el atributo de otorgamiento es el Creador. Entonces, aparecemos el Creador y yo y no existe nadie excepto nosotros.

Cuando gradualmente alcanzo la corrección completa, es como si yo desapareciera y sólo permanece mi sensación de un Creador único. Así alcanzo el reconocimiento de que «no existe nadie más aparte de Él».
(109815)
Del Kab.TV «Los secretos del Libro Eterno» del 3/04/13

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