Un juego basado en los matices

Cuando una persona se rodea con un buen entorno, puede fácilmente regresar al camino si descubre que se ha desviado un poco de su camino. Si se distrae por unos momentos, se da cuenta de su error y regresa a la unidad: «Yo, el grupo, y el Creador». Estos tres factores siempre deben conformar un todo: la persona que se esfuerza hacia el otorgamiento («Israel»), la Luz revelada en el grupo (Torá), y la fuerza superior.

Las pequeñas correcciones en nuestro camino son como las correcciones en el vuelo de un cohete. Este corrige su trayectoria constantemente en relación a la hipotética línea recta. Mientras más pequeño sea el error, mejor mantendrá su curso el cohete. Sin embargo, esto requiere de mucha inversión y cálculo, y en nuestro caso, esto requiere de un mayor esfuerzo.

Por una parte, es más difícil para mí de esta manera, pero por otro lado, también es más fácil. Es completamente fácil regresar al camino con sólo una pequeña desviación.

Cuando yo «juego» con estos márgenes, empiezo a experimentar sensaciones maravillosas: un poco de pimienta y un poco de azúcar. Constantemente experimento «sabores» o estados que están relacionados con mi unidad con el grupo y el Creador. A veces, el Creador se esconde de mí en un poco de humo, a veces el grupo se esconde, y a veces yo doy un paso a un lado. De esta forma, aprendo por medio de la variedad de combinaciones que se forman en el interior y exterior.

Mientras continúo mi jornada, estabilizo mi curso de día en día, cada hora, hasta que de pronto siento que esta es realmente mi vida. El hábito se convierte en una segunda naturaleza, y el trabajo que suelo ver como un juego, se transforma en realidad. Ya que equilibro los matices, hago finos ajustes, de repente descubro diferentes fenómenos entre los tres componentes iniciales: entre el grupo, el Creador y yo.

Debido a mis constantes intentos de recrear la unidad, construyo pantallas contra mi egoísmo, por encima de los deseos, en mi mente y sensaciones. Actúo de mejor manera y con más precisión. A veces, incluso me dejo llevar un poco a un lado y regreso al camino nuevamente, sin perder el control.

De esta forma, camino un poco por delante de mi burro, como lo llamamos. El amanecer no me despierta; yo despierto el amanecer. En otras palabras, no espero que el Creador juegue conmigo con los distintos componentes; yo avanzo por mí mismo, elevando el valor de las variables para asegurarme que son diferentes, pero a  la vez, que están conectadas en una sola ecuación de unidad.

Cuando la persona encuentra sabor en estos juegos, constantemente añade nuevos estilos a la conexión común y asciende los grados de los mundos espirituales. Tratemos de desempeñar el siguiente camino con lo mejor de nuestra habilidad: Concéntrate en esto antes de la lección y regresa a esta en el curso del día, en relación a tu horario y habilidad. Que todos establezcan un tiempo para obligarse a sí mismos a trabajar en la unidad muchas veces en el día, en momentos específicos.

(62828 – De la lección diaria de Cabalá del 12/09/2011, Escritos de Rabash)

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