Aparte de mí, existe sólo una fuerza única y unificada, que opera en toda la realidad. Esta fuerza llena el mundo entero, pero estoy dentro en una burbuja hermética que me permite supuestamente no depender de ella.
Así vivo hasta que quiera dar un paso hacia afuera de las paredes de esta burbuja en la que estoy encerrado, como una gota de semen que no tiene la posibilidad de entrar en el vientre y comenzar a desarrollarse. Por eso, desgarro la burbuja, salgo de ella y comienzo a incluirme más y más en el Creador.
Si quiero dejar de ser esclavo de mi deseo de recibir y comenzar a vivir en el mundo espiritual, debo tomar en cuenta la grandeza del Creador, más que mi propia grandeza. Y si imagino que la grandeza del Creador es mayor que mi grandeza, es decir, que Él es superior a mí, podré hacer lo que Él exige de mí: acciones de otorgamiento, conexión y amor. Es decir, le pido al Creador que me eleve hacia Él.
Estamos dentro del Creador, pero cada uno está encerrado en su burbuja egoísta. Si salimos de esa burbuja, comenzamos a sentir una enorme fuerza superior común, es decir, al Creador, la luz superior. Si no salimos de la burbuja, seguiremos existiendo en ella, como vive cada uno, inmerso en sí mismo, sin sentir nada más.
La materia inanimada, vegetal y animal no pueden salir de sus burbujas y está condenada a existir dentro de ellas. Pueden ser liberadas sólo gracias al hombre al grado en que el hombre lo requiere para su ascenso espiritual.
Todo lo que necesitamos es salir de nuestra burbuja egoísta que nos encierra dentro de nosotros mismos.
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De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá, 27/ago/21, «Anularse ante el Superior»
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