¿El ocultamiento se esconde dentro de mí?

thumbs_laitman_425Cuando llega el momento de alcanzar al Creador, Él se descubre levemente ante nosotros, mostrándonos Su bondad. Luego, Él incrementa nuestro egoísmo y nos hace sentir que Él no es benevolente con nosotros. De esta forma, el Creador nos invita a elevarnos por encima de nuestro egoísmo y tomar consciencia de que, “Todo es bueno; soy yo que me siento mal dentro de mi egoísmo. Si logro ascender por encima del egoísmo me daré cuenta de que todo es bueno”.

Después, el Creador nos revela aún más Su bondad, lo cual permite a nuestro egoísmo crecer y entonces Él se esconde detrás de éste. Nos sentimos mal nuevamente, pero tenemos que elevarnos más allá de nuestro egoísmo a través de la “fe por encima de la razón”, y entender que vemos el mal sólo a través de nuestro egoísmo. Mientras tanto, Su norma es siempre benevolente.


En otras palabras, entre más alto nos elevamos, mayor es el ocultamiento, pero a cada vez poseemos más poder para elevarnos por encima de nuestros deseos egoístas y tomar consciencia que el ocultamiento existe sólo con respecto a nuestro egoísmo. Cuando pasamos al otorgamiento, el ocultamiento desaparece. Para ser más preciso, el ocultamiento no desaparece en realidad; más bien, nosotros nos elevamos por arriba de él.


Todas las etapas (de doble ocultamiento, ocultamiento sencillo y la revelación) las creamos nosotros, frente a la Luz sencilla e igual. Si queremos recibir la Luz, tenemos que elevarnos por encima de nuestro ego y recibir sobre él una pantalla esto es, un deseo de otorgar. Revelar el deseo de otorgar dentro de uno mismo equivale a revelar al Creador.


Sin embargo, estar en ocultamiento significa carecer de la revelación del Creador o de la propiedad de otorgamiento. ¿Sufrimos al no tener el atributo de otorgamiento? Tal sufrimiento indica el grado del ocultamiento que tenemos. ¿Entonces, la pregunta es si el ocultamiento se intensifica o disminuye a medida que avanzamos?


Nosotros crecemos y el ocultamiento gradualmente desparece, lo cual resulta en mayor revelación y menos ocultamiento. Sin embargo, en términos de la calidad, el ocultamiento es mayor y sufrimos más debido a ello. Yo corrijo parte de mi deseo y al volverme semejante al Creador, alcanzo la revelación. Pero en otras partes de mi deseo, permanezco en el ocultamiento. Es allí que percibo cuánto necesito de Él y Él se oculta de mí porque yo no estoy corregido.


Entre más alto me elevo, mayor la revelación, y más disminuye el ocultamiento. Si tan sólo queda el 10% del ocultamiento, entonces sufriré mucho más dentro del 10% de lo que sufría cuando estaba en el fondo y el 99% estaba oculto de mi. Con la fuerza del 90% de la revelación mi “impureza”, que es casi estéril, me parece terrible, porque ahora veo lo que carezco. Así pues, el nivel de ocultamiento disminuye, pero la sensación de la maldad crece hasta que alcanzamos la completa revelación.


(Extraído de la tercera parte de la lección diaria de Cabalá del 9 de junio 1020, Introdución al estudio de las diez Sefirot)

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