Durante nuestra lectura del Zohar, debemos extremar constantemente esfuerzos para ver el sistema de conexión de las almas o la «red» espiritual detrás de cada palabra. Detrás de los nombres de Shimon, Reuben, o Gad, la «cadera derecha» y la «cadera izquierda» del campamento de Israel, algunas acciones, o «serpientes» no son ni buenos ni malos deseos, sino su movimiento y aspiración en relación con la acción del momento.
Por lo tanto, es deseable percibir El Zohar como una historia de nuestra conexión, una historia sobre la imagen o patrón que se espera se desarrolle entre nosotros. No hay duda que siempre vivimos en este estado y sólo tenemos que descubrirlo. Por esta razón leemos El Zohar: para aspirar a la revelación de su narrativa.
Y ahora, necesitamos hacer nuestro mejor esfuerzo para conectar esta historia con nosotros mismos y no enredarnos en ella pensando que El Zohar está hablando sobre lugares y eventos distantes. Todo esto está sucediendo ahora mismo entre nosotros: dentro de nuestra conexión, de garantía mutua, y nuestro movimiento colectivo.
(23256 – De la segunda parte de la lección diaria de Cabalá del 11 de octubre 2010, El Zohar.)