Los niños son un océano de deseos. Los niños hacen sus preguntas sencillamente, pero existe una profundidad en esta sencillez que es perturbadora.
Se debe a que en realidad no existe respuesta a sus preguntas. Todas las respuestas existen más allá del Majsom en donde las personas ven y sienten por sí mismas.
Por eso es que a los niños les contamos cuentos de hadas e historias, pues las cuestiones más profundas se pueden comunicar de esta forma.
Los adultos no necesitan esta cantidad de capas. Están más confundidos y sus almas se han hundido en el oscuro recubrimiento de este mundo, mientras que esto aún no les ha ocurrido a los niños.
Pregunta: ¿Por qué necesitamos unirnos?
Mi respuesta: Solamente tengo un enemigo: mi egoísmo y no puedo luchar yo solo contra él.
Mi egoísmo es como un niño alto, fuerte en la escuela, de quien constantemente tengo que huir para que no me golpee.
Busco ayuda para derrotar a mi egoísmo y la encuentro entre mis amigos. Ellos tienen el mismo problema, el chico malo, el egoísmo, no los deja en paz.
Así que juntos decidimos darle una buena paliza para alejarlo de nosotros. Necesitamos hacernos amigos para darle su merecido a este niño malo y lograr que nunca quiera volver a meterse con nosotros.
Por eso es que nos unimos: para derrotar al enemigo común. La vida será sencilla y maravillosa si logramos deshacernos de él.
(Extracto de la lección para los niños durante el congreso en Búfalo correspondiente al 17 de octubre, 2009)