Acatar la ley de perfección del sistema análogo

Pregunta: ¿Cómo sucede que, al mejorarnos a nosotros mismos, corregirmos a toda la generación (como Baal HaSulam escribe en su artículo, “600,000 almas”)?

Respuesta: No puede funcionar de otra manera en el sistema análogo integral en el cual todos están entrelazados uno con otro. Al corregir una parte de mí dentro de la estructura universal, corrijo mi conexión con los otros, provocando así que todos los lazos funcionen apropiadamente un cien por ciento.

Si me mejoro en relación a alguien más y continúo trabajando con ellos, significa que alguien ahí afuera también está corrigiéndose. En otras palabras, mediante auto corrección, altero todo el segmento de la estructura general a la que pertenezco: todo el sistema de almas que son parte de mi generación.

La tarea de los otros es mejorar sus segmentos de la estructura. Al hacerlo, sucede que me corrigen y corrigen a otros en relación a ellos. Esto es llamado “mi generación”.

Esta es la manera en que uno corrige a otros, así, discierne un alma completa (general) a partir de mi perspectiva personal. Hasta ahora, no es una perfección amplia; es llamada un “fin personal de corrección”. Un hombre no se corrige a sí mismo, sino a sus conexiones con los otros y a la inclusión en otros. Por lo tanto, él se corrige a sí mismo.

Cada uno de nosotros se siente a sí mismo como una entidad separada sólo a causa de la fragmentación. Si no fuera por la fragmentación, no existiríamos en absoluto, existiría una red de conexión entre nosotros. Nos sentimos vivos sólo a causa de que el poder de fragmentación ha creador sólo una auto percepción individual dentro de cada deseo dado.

Sin embargo, a través de la auto corrección-al incluirme en otros, al revelar los lazos que ya existen entre nosotros, y al aceptarlos- me pierdo a mí mismo. Hago la transición hacia volverme un lazo general y, así, “pasar” hacia los otros.

La partícula que solía ser llamada “yo” desaparece, se contrae, y funciona sólo en conjunción con otros. Es por eso que comienzo a sentirme como si me expandiera por todo el espacio, es decir que revelo el “alma común”.

Soy totalmente incapaz de recibir en un punto, en mí. Sólo al incluirme en otros, adquiero sus vasijas y deseos. Averiguo exactamente qué puedo darle a mi prójimo, a la persona próxima a mí, ¡el que está próximo a él, y así a todos!

Descubro mis medidas personales de otorgamiento, y así gano todo el espacio del alma común. Esta es la única adquisición que obtengo. Mientras más me incluyo en otros, más gano a través del simple hecho de estar junto con ellos.

Es similar a tener hijos. Le das todo a ellos-tú, tu esperma- y así te multiplicas y continúas viviendo en tus hijos.

Mi “yo” “original ” “termina”. Está presente solamente en mi involucramiento con otros. Así es como alcanzo el alma común, todos los posibles lazos y contactos con otros.

Cada uno lleva a cabo este tipo de trabajo, incluyéndose de esa manera en otros. Así es como uno alcanza el alma general común, pero en mi propia única manera, de acuerdo a mi raíz espiritual individual. Entonces, uno recibe toda la suma de los deseos de otras personas sólo en aras de servirlos y llenarlos. Así, él se vuelve un canal a través del cual la Luz es transmitida a otros.

Uno recibe la Luz circundante que Reforma, revela las demandas de otros, y las satisface. Así es como él se enlaza y sirve a los otros, similar a una célula que cuida de todo el organismo, ganando así al cuerpo entero.

Entonces, al salvar nuestras almas, recuperamos todo el mundo ya que una parte y el todo son iguales. Si una partícula está conectada con el resto del sistema, entonces toda la estructura no puede lograr la perfección sin ello ya que una partícula es tan importante como el sistema entero. Esta es de lo que trata la ley de perfección del sistema análogo.
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(De la primera parte de la Lección diaria de Cabalá 27 de agosto del 2012, Artículo “600, 000 almas”)

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