Cuando nos reprogramamos, de la recepción al otorgamiento, se construye un sistema totalmente nuevo. Empezamos a tomar en cuenta a los demás: sus deseos, intenciones y pensamientos. Se vuelven más importantes para nosotros, que nosotros mismos, porque son un objeto que queremos llenar y sólo nos percibimos como un instrumento para su satisfacción.
Al mismo tiempo, tenemos que llegar a un estado donde disfrutamos satisfacerlos y hacerlo por encima del gran odio y egoísmo que se revela entre nosotros; es decir, construir el amor por sobre el odio.
Y todo esto, en realidad tendría que pasar conscientemente, cuando se están haciendo grandes esfuerzos por cambiar uno mismo de manera interna, de crear en uno, valores totalmente diferentes, los valores de otorgamiento y amor, específicamente por encima del odio.
Como regla, somos indiferentes a nuestro mundo y lo encontramos incómodo. Hay muchas personas a quienes sentimos de corazón y hay algunos otros con quienes experimentamos sensaciones placenteras, sólo porque los utilizamos para nuestro egoísmo; y nuestra actitud hacia los demás es como resulta: de la indiferencia a la negligencia y al desprecio, todos los días odiando nuestro mundo.
Cuando participamos en la transformación espiritual, no sentimos al prójimo como a un amado. ¡No! Constantemente se nos revela lo que odiamos y siempre tenemos que construir una conexión por sobre los grados de odio y rechazo. 125 grados es el espesor de nuestro egoísmo, que crecerá todo el tiempo y por sobre ellos, tenemos que crear de manera constante y absoluta, todo el amor y la conexión.
El amor es cuando todos los deseos y aspiraciones del prójimo, todo lo que desea, uno lo satisface con todo el corazón, a pesar de la actitud de disgusto hacia él, que arde internamente en nosotros. En nuestro mundo, estas son oportunidades increíbles que una persona debe encontrar y comenzar a mostrar a los demás
