El egoísmo: Una ópera de medio centavo

bbbRabash, Dargot HaSulam, artículo 798, «El valor del pequeño «: Cuando el hombre no recibe nada de lo que se le da, el Creador se convierte en su deudor.

Ejemplo: un padre le da a su hijo pequeño un centavo al día. Entonces el amor por el hijo se despierta en el padre, y le da cinco centavos.

Como el hijo pequeño ve que hoy ha recibido un mayor presente del padre, él se siente inspirado para agradecerle a su padre por esto. Pero más tarde, cuando el padre le da un centavo, como de costumbre, el hijo se llena de ira hacia el padre por la pérdida que ha sufrido.

Resulta que en lugar de acercar al hijo hacia el padre, la adición recibida ayer sólo lo aleja. Esto se debe a que ahora el padre es su deudor, y el pequeño hijo quiere que el padre siga agregándole cada día. Y si el padre no hace esto, entonces todos sus regalos no valen nada.

El hombre muere cuando recibe, sin haber alcanzado siquiera la mitad de lo que desea.

No es fácil combinar adecuadamente el deseo de placer con la intención de otorgar. De este ejemplo podemos ver que nosotros no entendemos al Creador. El egoísmo no tolera adiciones de una sola vez. Percibe cualquier adición como la nueva norma, y ​​se enfada cuando no continúa recibiéndolas.

¡No entendemos que cuando el Creador sustrae, Él nos da más, no menos! No  con respecto al deseo de recibir placer, sino para que nosotros adquiramos la intención de otorgar. Sin embargo, el egoísmo ve la pérdida: un centavo en vez de los cinco que tenía ayer.

El hijo no entiende que él mismo debe completar los cuatro centavos restantes con su fe, intención y conocimiento de la grandeza del Dador. Entonces, en vez de una pérdida, adquirirá una maravillosa ganancia: la similitud con el Creador.

El deseo básico inicial fue creado por el Creador en forma de un punto negro en el centro de la Luz superior. Y seguirá siendo un punto negro. Nosotros llevamos a cabo por nuestra cuenta todo lo demás, incluyendo el más alto grado del Infinito, mediante el uso de un solo método: al elevar al Dador ante sus ojos.

El punto en mi corazón no crecerá por sí mismo. Sólo crecerá cuando se conecte con un amigo, sólo a través del otorgamiento con el que yo me las arregle para impregnar mi punto. Él no tiene ninguna otra forma de crecer.

La Luz superior sigue influyendo en nosotros con más fuerza, pero nosotros todavía no entendemos que el desarrollo no se limita al llenado del deseo. Nos desarrollamos en una Luz creciente mientras regresamos a través de los pasos de HaVaYaH.

En este viaje, las etapas se reemplazan gradualmente entre sí. Sin embargo, sólo seguimos esperando nuevas porciones de Luz sin entender que ha llegado el momento de reemplazar la recepción con el otorgamiento. Y a pesar de que la Luz se incrementa, nosotros la percibimos como algo negativo, como oscuridad.

En realidad la Luz es buena, pero con el fin de recibirla como buena, tenemos que convertirnos en una vasija parecida. Al final esta nos presiona, hasta que al menos aceptemos de alguna manera el orden del día y demos un paso más hacia el otorgamiento.

Por esta razón, en vez de trabajar directamente con el deseo, tenemos que trabajar en el cambio de actitud hacia el Dador. El desarrollo no es un proceso cuantitativo, sino cualitativo. Avanzaremos rápidamente si tenemos en cuenta esto.

(28580 – De una lección del 12/03/10, Escritos de Rabash)

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