El lugar donde somos uno

Pregunta: ¿Qué es esa gota que debe completar mi deseo para que pueda sanarlo y me lleve a algún lugar?

Respuesta: Tu deseo es solo tu deseo cuando, de hecho, él esté unificado con otros deseos. Ahí es donde radica todo el problema: No estamos lo suficientemente unificados. Las fuerzas individuales se encuentran en abundancia, mientras que la fuerza colectiva de la unidad no.

Todos leen los libros, conoce todas las ideas en exceso, entiende las fuentes, trabajan en el grupo, difunden la Cabalá, y participan en las convenciones. Pero la pregunta es: ¿Estamos construyendo el lugar donde tenemos que revelar nuestro grado más alto? Este lugar es nuestro deseo integral. La integración de los deseos es el lugar donde encontramos el mundo futuro. ¿Tenemos un lugar así? ¿Nos sentimos internamente unidos para revelar en nuestra unicidad al Creador?

Eso es exactamente de lo que carecemos, es decir, allí es donde no estamos ejerciendo el suficiente esfuerzo. Necesitamos un campo intenso, intensidad entre nosotros, un anhelo hacia la interconexión estrecha. Sólo en él, en este campo, revelaremos al Creador.

Cada uno contiene un enorme poder, todos están llenos de ideas brillantes y ejerciendo el esfuerzo más serio, pero la unidad sigue siendo algo de lo que carecemos. No hemos hecho suficiente trabajo para crear el lugar que necesitamos.

Todas las almas se elevan a Máljut del mundo de Atzilút, y la Luz desciende a ellas desde arriba. Es Máljut, en particular la que recibe nuestra oración (MAN), la suma total (Σ) de nuestros deseos que se dirigen únicamente a la unidad. Y eso es lo que necesitamos. Los gritos individuales no se elevan a Máljut de Atzilút y permanece como una súplica sin sentido. Esta espera una necesidad común, puesto que la espiritualidad se revela en la unidad entre las personas.

Por lo tanto, se dice que la multitud mínima es de dos. Incluso dos, tú y yo, y la conexión entre nosotros es suficiente. Si creamos esa relación motivada por el deseo de encontrar al Creador, este se convertirá en el lugar de Su revelación.

 

Ese es el problema. Si no estás trabajando en la unificación, tus suplicas no son aceptadas. Tú tienes que responder a dos preguntas:

  1. ¿Estudiaste la Torá? En otras palabras, ¿Te esforzaste por amar a los demás como te amas a ti mismo, por medio de la Luz superior que es considerada como la «Torá»? ¿Anhelaste establecer la conexión con los demás y aprender a amar? Eso es lo que se considera como «el estudio de la Torá».
  2. ¿Esperaste la redención? En otras palabras, a pesar de todos tus esfuerzos, no has logrado ningún resultado. Pero, ¿Te anticipaste a ella de todas maneras? ¿Elevaste el MAN por la corrección? Después de todo, la redención viene del Creador en un instante.

Es obligatorio que reunamos estas dos condiciones. No hay otra solución. Esto no se trata de las exigencias personales de alguien, sino de leyes. En realidad, hay sólo dos fuerzas: el atributo de otorgamiento y el de recepción. Y la conexión entre ellos organiza para nosotros todo el sistema de causa y efectos de la creación.

No puedo hacerle súplicas a la ley, a la naturaleza, cuya parte integral soy yo. Por lo tanto, la sabiduría de la Cabalá nos explica cómo utilizar correctamente estas fuerzas de la naturaleza.

(40978 – De la 4º parte  de la lección diaria de Cabalá del 4/18/2011, Baál HaSulám carta 10)

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