Haaretz: «¿Qué sigue para Francia?»

En mi columna regular en Haaretz, mi nuevo artículo: «¿Qué sigue para Francia?«

Los reveses en la sociedad francesa son cada vez más difíciles de superar. A menos que se les trate como oportunidades para aumentar la conexión, el peso creciente los aplastará.

La amenaza omnipresente del terrorismo y las divisiones en la sociedad francesa con respecto a inmigración, economía, Frexit y otros asuntos de peso, hacen las elecciones francesas actuales, excepcionalmente tensas. El resultado afectará no sólo a Francia, sino a toda Europa, mientras la oscilante Unión Europea lucha por sobrevivir. A pesar de las tensiones de la UE, para triunfar, el presidente electo tendrá que dar preferencia a los asuntos internos de Francia y lograr lo que parece imposible: la unidad del pueblo francés.

Sin duda, el nuevo presidente, se enfrentará a fuerte oposición, tal vez similar a la que Donald Trump enfrenta en EUA. Incluso si, a diferencia de EUA, la elección es decidida por una amplia mayoría, el nuevo presidente aún tendrá que lidiar con enjambres de inmigrantes que inundan a Francia y se apoderan de París. Además de plantear un gran riesgo de seguridad y un desafío político y humanitario, la cuestión de la relación con los inmigrantes seguirá dividiendo al pueblo francés y perjudicando su vida.

Albert Einstein dijo: ‘Los problemas importantes que enfrentamos no pueden resolverse en el mismo nivel de pensamiento en el que los creamos’. De hecho, para resolver los problemas de Francia, el presidente y el pueblo francés tendrán que ascender a un nuevo nivel de pensamiento: un nivel de comprensión e integración donde todos importan y todas las opiniones se incluyen bajo un paraguas de unidad.

El nuevo nivel de pensamiento significa que la gente deje de intentar inútilmente de persuadir a otros de que sólo ellos tienen razón y los demás están equivocados. En su lugar, la gente debe unirse por encima de sus diferencias. En términos simples, unirse por encima de las diferencias significa que aceptemos que todos tenemos puntos de vista diferentes, pero también que aceptemos que la unidad del país (en este caso Francia) es más importante que el predominio de un punto de vista personal. Por lo tanto, cada uno se dice a sí mismo, ‘Creo lo que creo, pero otras personas creen de manera diferente. Ahora, tomemos todas esas opiniones diferentes y usémoslas en beneficio de la sociedad’

Así como los diferentes órganos de nuestro cuerpo, somos diferentes en todos los sentidos. En el cuerpo, esta diversidad garantiza nuestra salud y nuestra existencia. Por ejemplo, pulmones e hígado se ocupan de la sangre que fluye a través de ellos. Sin embargo, si trataran a la sangre de igual manera, no tendríamos oxígeno y tendríamos sangre llena de toxinas. De cualquier manera, no sobreviviríamos. Puede que no sea tan obvio, pero la sociedad humana funciona como nuestro cuerpo y cada uno es como un órgano único. Si una persona obliga a otra a actuar o pensar igual, impide que la persona oprimida actúe de acuerdo con su papel único en la humanidad e inflige daño a toda la sociedad humana.

En su ensayo, La libertad, Rav Yehuda Ashlag, gran comentarista del Libro del Zohar, escribió: ‘Cualquiera que erradique una tendencia de un individuo y la desarraigue, causa la pérdida de ese concepto sublime y maravilloso del mundo … Esto nos enseña el terrible error que cometen las naciones que imponen su ley sobre las minorías, privándolas de libertad, sin permitirles vivir su vida en la forma que heredaron de sus antepasados. Son nada menos que asesinas.

El formidable reto del próximo presidente francés será galvanizar las diversas partes de la sociedad francesa para que trabajen en beneficio de toda la nación, así como todos los órganos trabajan en beneficio del cuerpo. Si tiene éxito, Francia se convertirá en una poderosa nación y su diversidad, se traducirá en agilidad, creatividad, flexibilidad y, en última instancia, prosperidad. Si el nuevo presidente no logra unir al pueblo, el país y su sociedad se derrumbarán. Lo que necesitan hacer es ver a su aliado en la costa oeste del Atlántico, para ver lo difícil que es para un presidente tener éxito cuando la mitad de la nación se opone a él.

Tratar los problemas como los atletas tratan el peso

El cuerpo humano no es el único ejemplo de diferencias complementarias. Toda la naturaleza consiste en opuestos que se complementan: luz y oscuridad, calor y frío, masculino y femenino, vida y muerte. El mismo principio debe aplicarse a una vida social sana. El libro Likutey Halachot escribe: ‘La esencia de la vitalidad, existencia y corrección es la creación lograda por gente de opiniones diferentes que se mezclan en amor, unidad y paz’. Los crecientes abismos en las sociedades de hoy, indican que debemos intensificar nuestro trabajo en la unidad.

De hecho, los problemas no están destinados a ser resueltos; están destinados a ser palancas para una mayor cohesión social. En su libro Cartas del Raiah, Rav Kook escribió: ‘La gran regla sobre la guerra de las opiniones, cuando cada punto de vista contradice a otro, es que no tenemos que contradecir, sino construir sobre él y por lo tanto, ascender’.

Los franceses no deben ocultar los abismos en su sociedad. En su lugar, deben preservar y apreciar a las diversas facciones de la sociedad y utilizar lo que cada uno tiene que ofrecer para beneficio del país. Las diferencias entre los franceses enriquecen y vitalizan a la sociedad francesa y agregan color al país.

El futuro líder de Francia tendrá que mantener dos niveles opuestos uno encima del otro: riñas y diferencias hasta el punto de odio, en el fondo y por encima, una capa de solidaridad y responsabilidad mutua. La tensión social no desaparece. Por el contrario, crece y, de este modo, permitirá y obligará a los franceses a construir puentes más fuertes entre ellos. Así, las diferencias entre las facciones no serán revocadas ni suprimidas, sino abrazadas como parte de la diversidad y fuerza de una sociedad francesa unida.

Para fortalecer sus músculos, los atletas se obligan a levantar cada vez más peso. Así, la división dentro de la sociedad francesa es cada vez más difícil de superar. Si los franceses tratan sus problemas como oportunidades para trabajar más duro en su (músculo de) conexión, tendrán una sociedad robusta y poderosa. Si se dan por vencidos y no tratan de levantar el peso creciente, sin duda, los aplastará.
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