La mujer cumple su papel siendo opuesta (¡y no igual!) al hombre.
Los papeles de hombres y mujeres se han difuminado tanto que la gente está confundida sobre cuáles se supone que son los papeles ideales de hombres y mujeres. Esto ha afectado a las relaciones entre hombres y mujeres, e incluso ha provocado que la gente se sienta confusa sobre sus propias identidades.
Por mucho que deseemos crear una igualdad simple y llana, según nuestra forma de entenderla, al final no beneficia ni a hombres ni a mujeres. No hace que nuestras vidas sean más equilibradas, armoniosas, justas o felices, y eso es porque la forma en que buscamos crear «igualdad» va en contra de las leyes de la naturaleza.
En lugar de aprender a organizar nuestras vidas a partir de la naturaleza, hemos estado pensando que estamos por encima de ella e inventando nuestras propias reglas. Sin embargo, nuestras vidas demuestran que, de hecho, formamos parte de la naturaleza. Por tanto, tenemos que dejar que la naturaleza nos enseñe a crear relaciones perfectas entre nosotros y a vivir en armonía unos con otros.
Esto es exactamente lo que la sabiduría de la Cabalá nos permite hacer: revela las leyes de la naturaleza, permitiéndonos ver la mejor manera de actuar con los demás, ya sea con hombres, mujeres, niños o con el mundo entero. Sin este conocimiento nos resulta imposible organizar nuestras vidas de forma sensata. Más bien, con cada día que pasa, sólo experimentaremos más problemas y sufrimientos.
Pero ¿cómo empezó la confusión en torno a nuestros roles sexuales? Al fin y al cabo, la relación entre hombres y mujeres sólo está desequilibrada entre los humanos. En el mundo animal, por ejemplo, el macho siempre suministra a la hembra todo lo que necesita. El problema con los humanos es que todo funciona según el ego, y no según los deberes que un sexo tiene hacia el otro. Precisamente el ego ha hecho que nuestras relaciones y roles de género estén desequilibrados.
Entonces, ¿cuál es la forma equilibrada de construir nuestras vidas? Está escrito que la mujer fue creada para ser ayuda frente al hombre. Es decir, una mujer cumple su papel y proporciona la ayuda que se necesita de ella precisamente siendo opuesta (¡no igual!) a un hombre. Ser opuesta a él significa ayudarle a alcanzar la meta espiritual, y así es como ambos la alcanzan.
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