Incorporados en un deseo

Baal HaSulam, «Paz en el mundo»: Esto se debe a que lo que se encuentra en el colectivo es sólo lo que se encuentra en el individuo. Y el beneficio del colectivo es el beneficio de todos y cada uno de los individuos: Quién daña el colectivo participa del daño, y quien se beneficia del colectivo participa del beneficio, ya que los individuos son parte de un todo, y el todo no es digno de ninguna manera más que de la suma de sus individuos.

Tenemos que aceptar esto como leyes de funcionamiento, y depende del desarrollo de la persona si estas se le revelan o no.

Todos nosotros somos partes del mecanismo general. Cada individuo es como una rueda dentada que gira en concordancia con los demás y no se le pregunta si quiere o no. La máquina ya está ensamblada y activa y si tú siente que eres libre e independiente, es sólo porque está alejado de la realidad. Tú simplemente no sabes cómo estás siendo «hilado».

Pero en un momento determinado se te muestra que a partir de ahora tienes que girar de manera consciente, y si no lo haces, experimentas desagrado.

Ilustremos esto con un dibujo. Hay un mecanismo en el que todas las ruedas están girando de manera ideal. Hay un pequeño motor unido a ellas (M), que las hace girar, a todas ellas.

Entonces, a cada rueda se le hace entender que en un cierto punto en su trabajo ella tiene que dejar de girar instintivamente y comenzar a girar por su propia voluntad, al unirse con otras, al sentirse responsable de ellas, por amor a ellas.

La persona siente que todos depende de ella y entonces en su «zona roja» comienzan a operar dos fuerzas: la fuerza del mal y la fuerza de bien. Ella sabe que tiene que usar la fuerza buena, pero no puede hacer nada por sí misma y sólo quiere usar la fuerza del mal. Precisamente en este espacio (Δ) ella descubre su libre albedrío.

Así que la máquina está funcionando y tú estás girando. Finalmente, como se nos dice, nadie será repelido por el Creador, y cada uno volverá a su raíz. De una u otra forma, todos somos sus trabajadores. Pero si tú tienes un «punto en el corazón», quieres revelar la verdad y con el fin de hacer eso que deseas de llevar a cabo acciones especiales, entonces de repente descubres la realidad y ésta se te revela de dos maneras.

Entonces tienes la oportunidad de ser incorporado en ella y de descubrir y entender su motor, al Creador y el pensamiento de la creación y todo su sistema. Cuando tú te vuelves parte del proceso y te equilibras con la «máquina», empiezas a ver qué es y a que está destinada, etc.

Tú te encuentras entre los dos opuestos. Por un lado, el ego está tirando de ti hacia afuera: «¿Para qué necesitas esto? Vive y disfruta de lo que tienes y lo que será, será. «Por otro lado, se sientes atraído hacia algo más.

Aquí tienes que cambiar la fuerza motivadora. En vez de estar impresionado por la atracción hacia nuevas revelaciones, tú comienzas a avanzar en el verdadero sentido, incorporándote en el mecanismo general y actuando en él.

Esto es posible sólo si te incorporas con el fin de ayudar a los demás, no debido a que quieras entender y sentir un poco de innovación, de participar en algo grande, sino con el fin de enfocar tus energías en ayudar al mecanismo general, en ayudar a los demás. Debes cambiar la razón de tu participación. Ahora tú estás siendo impulsado por los sufrimientos y tienes que cambiarlos hacia los sufrimientos de amor.

En cuanto a la «máquina», esta funcionará como de costumbre. Nuestro mundo simplemente «gira», pero a ti se te impide abrir los ojos y ver lo que es llamado el Mundo superior, la esfera donde se hacen todas las cuentas y se toman todas las decisiones…

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De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 9/10/12, «Paz en el mundo»)

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