Torá, Deuteronomio 23:5: Porque no fueron a recibirlos con pan y agua en el camino, cuando salieron de Egipto. Y también, porque le pagaron a Bilam -hijo de Beor, oriundo de Petor, en Aram Naharáim- para que los maldijera.
Los amonitas y los moabitas no pudieron unirse a la salida de Egipto, al elevarse por encima del ego, porque el pueblo de Israel es quien trata de salir del egoísmo. Y los que no pueden hacerlo se llaman «otras naciones».
Por lo tanto, las siete naciones viven en la Tierra de Israel sólo porque se nutren a través de las raíces de los israelíes, pero no pueden ser corregidos. Ni siquiera pueden aferrarse a la corrección en ninguna forma. Estos son los deseos en el hombre que no le permiten hacer ningún esfuerzo para corregirse y tienen que ser asesinados.
Si las siete naciones no pueden seguir el camino de la corrección, ¿qué les queda? Lo que queda es destruir a Israel, su intención, su movimiento y el objetivo de toda corrección de la humanidad y así, se sentirán bien.
Básicamente, todas las naciones del mundo aspiran a esto, porque, de una manera u otra, pertenecen a esas propiedades que necesitan ser corregidas con la ayuda de un pequeño grupo de gente llamada «pueblo de Israel», que una vez salió de Babilonia.
El resto de Babilonia no pudo seguirla; no sentían necesidad. Por eso sólo pueden ser corregidos con la ayuda de ese pequeño grupo que puede elevarse por encima de sí mismo. Y mientras el pueblo de Israel atraviesa un largo camino de ascenso, el resto de Babilonia vive su propia vida y se desarrolla.
Pero todavía hay una contradicción entre el pueblo de Israel y el resto del mundo, porque las contradicciones ideológicas en el nivel de nuestro mundo son enormes. Los que se elevan tienen su propio método de concebir el mundo, un sentimiento de control interior del mundo y conexión con el poder que gobierna el universo.
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De Kabtv «Secretos del Libro Eterno» 19/oct/16
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