La conformidad no es algo malo en absoluto

Pregunta: La psicología materialista discute el concepto psicológico de conformidad, cuando la persona se somete a la opinión de la mayoría. Desde el punto de vista de los psicólogos, la conformidad es algo malo, mientras que la no conformidad es buena. ¿Tal vez desde la perspectiva de la integralidad, la conformidad es algo muy positivo?

Respuesta: Antes que nada, la subordinación de la persona a la sociedad y al entorno que la rodea es una ley de la naturaleza. En otras palabras, no existe la verdad y la falsedad, ni el bien y el mal, nada, existen sólo las directivas del entorno, y yo las obedezco, soy educado y crezco con ellas. Lo que el entorno proclama como bueno o malo, correcto o incorrecto, lo acepto como tal.

¡Podemos convencernos de que la sal es dulce, no hay problema! Si el entorno comienza a referirse a la sal como algo dulce, al final comenzaré a consumir golosinas de sal. El entorno altera nuestros parámetros sicológicos internos a tal grado que cambiamos completamente.

No podemos decir si esto es bueno o malo. Simplemente estamos declarando un hecho. Después de todo, ¿puedo decir algo malo acerca de la aceleración en caída libre u otro parámetro físico? Esto es lo que existe. La forma en que lo aplicamos es otra historia. Pero decir que es malo y que por lo tanto debemos cambiar y distorsionar a la persona, esto sí es malo en realidad. Nuestra tarea es aplicar correctamente las leyes de la naturaleza con el objetivo de lograr nuestra similitud, compatibilidad, y armonía con ella.

Pregunta: ¿Resulta que una ley psicosocial como la conformidad es una gran adición que nos ayuda a unirnos?…

Respuesta: Somos capaces de cambiar a la persona precisamente en virtud del entorno que la rodea. Los medios masivos, la sociedad, y la educación, todo ello constituye su entorno circundante. Influimos selectivamente en la persona desde el exterior para transformarla. Esta es nuestra única herramienta para influir en la persona.

(68741 – De las «Lecciones sobre el nuevo mundo», n º 8 del 15 de diciembre del 2012)

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