La incomodidad como motor del desarrollo

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam, «Introducción al Libro del Zóhar», ítem 21: Pero como ya hemos dicho, toda la sustancia de la creación, tanto la sustancia de los objetos espirituales como la sustancia de los objetos corpóreos, es nada más y nada menos que un deseo de recibir.

Al estudiar la realidad, vemos que todos los elementos tienden a atraer todo lo útil y a rechazar todo lo perjudicial. Este es el deseo de recibir que actúa de esta manera en todos los niveles desde las partículas elementales y las moléculas. Todo se inclina hacia el más conveniente de todos los estados posibles.

En el mundo que nos rodea, observamos que las diversas formas del deseo de recibir lo persiguen todo para su propio beneficio en cada momento. La roca que fue arrojada cae, el agua fluye hacia abajo, el viento equilibra la presión, logrando con todo esto un estado de reposo.

Cada partícula del universo, cada conjunto de partículas, todo lo que hay en los niveles de la naturaleza inanimada, vegetativa y animada, así como en las personas, todo este sistema integral y cada una de sus partes, desea llegar a su estado más cómodo.

Ese es el objetivo del deseo de recibir. Cada uno elige siempre el mayor bien o el menor de entre dos males. Sin embargo, en la naturaleza, en sus tres primeros grados, los cuales surgen de la Raíz, esta ley se manifiesta instintivamente, y el cuarto grado se caracteriza por sus propias iniciativas específicas.

En sus tres primeras fases, ésta también se desarrolla instintivamente de una manera diferente, sin libertad de elección, lo hace más bien por medio de sensaciones. Sin elección, el deseo aún se esfuerza hacia adelante, se embarca en una misión, lo anima la ciencia, la educación, la industria, el comercio, etc. Hoy en día, entra en la cuarta fase, lo que hace que nuestro tiempo sea tan especial.

Así, vemos sólo el deseo de recibir en su espesor, en las secciones a lo largo de los ejes, a lo largo de su historia. No existe nada más que el deseo y la acción. Sin embargo, por regla general, nosotros no hacemos preguntas sobre el deseo de recibir, ni entramos en los principios de sus acciones. Sólo queremos disfrutar. ¿Por qué debería una persona investigar las causas, mecanismos y consecuencias? Lo más importante es el placer tal como es.

Sin embargo, cuando el placer desaparece, cuando está fuera de su alcance, cuando nos llegan los problemas y el sufrimiento, entonces nos vemos obligados a empezar a estudiar: «¿Por qué nos sentimos mal? ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos disfrutar? «En la desesperación, la mente comienza a actuar y a buscar una solución. Se nos dice, «Mucha sabiduría, muchos dolores». Por otro lado, no podemos obtener el conocimiento sin estos dolores.
(125255)
De la 4º parte de la Lección diaria de Cabalá del 1/12/14, Escritos de Baal HaSulam

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