La Luz emerge de la oscuridad

Dr.Michael LaitmanBaal HaSulam «La enseñanza de la Cabalá y su esencia»: Todos los mundos y todo lo que los llena en todos sus detalles, emergieron del Creador en un pensamiento único y unificado. Y ese pensamiento único descendió en cascada y creó todos los muchos mundos, las creaciones, y sus conductas, como se explica en «El Árbol de la Vida» y en el Tikkunei Zóhar.

«Pensamiento» es la fuerza que desciende y actúa en su derivado. El poder del pensamiento forma la «materia» del deseo y entonces actúa en ella, se imprime a sí misma en diversas formas. El deseo acepta estas «impresiones» y cambia en consecuencia.

El material del deseo pasa inevitablemente por una serie de cambios en los que nosotros sentimos que ellas provienen de un cierto pensamiento. Así, el pensamiento entra en el deseo, la mente entra en el corazón. Entonces el deseo piensa: «¿Qué quiero? ¿Por qué? ¿Qué me motiva?»

Al entrar en el deseo, el pensamiento lo «corrompe», lo cambia, hasta que éste se hace consciente: «Ese soy yo, y existe un pensamiento precedente que me creó y que me cambia. Esto significa que es mejor que me una a él. Que yo tenga mi pensamiento a través del cual puedo controlar el deseo, regularlo, en vez de que el controle mis cálculos. «De hecho, mientras el deseo domina, nuestra vida está determinada por las necesidades del cuerpo, entonces, ¿es mejor no confiarle el manejo a la cabeza, a la mente?

Los cabalistas descubrieron eso hace casi seis mil años, entonces, durante los tres períodos de dos mil años cada uno, las Luces entraban en las vasijas, el pensamiento entraba en el deseo. Y hoy, toda la humanidad, el deseo común de todos descubre y realiza el resultado de este proceso: «¿Qué nos está pasando?» La situación es mala; sufrimos, vivimos en una mentira, sin saber las razones, sin encontrar soluciones… ¿Por qué?

Por lo tanto, el pensamiento inspecciona el deseo y los estados, «este es culpable de lo que está sucediendo. Al parecer, tenemos que manejarlo de manera diferente». Y gradualmente, estamos acercándonos al punto de esta solución: ¿Es el pensamiento el que maneja el deseo o es el deseo el que maneja el pensamiento? Esta es nuestra elección.

Pregunta: Sin embargo, el pensamiento y el deseo inherentes en nosotros son opuestos al Creador. Nuestros pensamientos son opuestos al plan de la creación…

Respuesta: Es verdad, de lo contrario no seríamos capaces de conocerlo a Él. Nosotros debemos conocer la verdad, y esto sólo es posible a partir de la mentira. Todo está concebido sólo desde su opuesto. Necesitamos lo amargo para conocer dulce y la oscuridad para conocer la luz porque la oscuridad es opuesta a la luz; de lo contrario ustedes no podrían reconocer nada. Necesitan un punto de medición que se encuentre por fuera de las propiedades medidas, un punto de referencia contrario a los cálculos que se realizan.

Nosotros somos las vasijas, los deseos, y sólo de esta manera podemos medir, sentir y entender algo al comparar los dos opuestos. El Creador está unido, y nosotros no. Necesitamos una comparación; de lo contrario, parece que flotáramos en un vacío desprovisto de algún punto de referencia, sin un sentido de dirección.

Además, si fuéramos puestos en un líquido especial con condiciones especiales, con la misma gravedad de nuestro cuerpo, entonces dejaríamos de sentirla.

Lo mismo puede hacerse con nuestra conciencia, y si ella está libre de orientaciones polares, entonces perdemos el sentido de nuestro yo, de nuestra existencia, porque no somos capaces de sentir los opuestos.

Así que, como seres creados, podemos medirnos y evaluarnos a nosotros mismos sólo por contraste. En la Cabalá se nos dice que la ventaja de la luz la conocemos a partir de la oscuridad. Por lo tanto, ustedes no alcanzarán la perfección si no han atravesado todos los problemas del mundo, si no han pasado por su «inframundo», por el lado opuesto al «Jardín del Edén». Pero pueden conocer este «reino de las tinieblas» como un hombre sabio, que aún en la oscuridad, ve surgir el amanecer.

Sin embargo, surge la pregunta: si hoy veo la perfección de lejos, pero no la siento en mis vasijas, entonces, ¿qué pasará mañana? Yo no acepto «ver el paraíso a través de binoculares», quiero entrar por sus puertas.

Es por eso que existe la necesidad de la ruptura y su posterior corrección. Es suficiente con que consideremos levemente la brecha entre nosotros, y luego el resto lo obtendremos del grupo en su forma terminada.
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De la 4º parte de la Lección diaria de Cabalá del 11/25/13, Escritos de Baal HaSulam

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