La oración: un medio para cambiarse uno mismo

Un constante diálogo o hacer peticiones al Creador es bueno porque es imposible dirigirse a Él artificialmente como se hace al leer las palabras en los libros de rezos. La persona comienza a comprender que si él no siente estas palabras, no se considera que esta tenga una dirección. El Creador no lo escuchará de esta forma, es necesario volverse hacia Él para descifrar las palabras en relación consigo mismo, más cerca de su corazón.

Entonces, en vez de leer una oración de un libro de rezos llena de palabras que no significan nada para él: «para sí mismo», «para el otorgamiento», «por encima de la razón», «la Torá y los preceptos», «buenas obras», «el Santo y Bendito» (los mismos términos y frases que usan los cabalistas), la persona comienza a interpretarlos en un lenguaje más sensorial. Lo hace incluso sin palabras en sus sensaciones internas, y por lo tanto realmente se aproxima a la oración, a la petición.

¿Qué ayuda debe uno pedir del Creador? ¡Que nos ayude a volvernos hacia Él con una petición! Esta se volverá una vasija espiritual, el «lugar» de la revelación del Creador.

En cada estado uno debe comprobar por sí mismo si dirigirse al Creador con sus propias palabras en vez de repetir las expresiones más habituales de un libro. De lo contrario, significa que uno no entiende hacia quién se vuelve, cómo, para qué, y que uno todavía está separado de la dirección misma.

La capacidad de hacer una petición es una gran ayuda que permite a la persona cambiar y corregirse a sí mismo. Una petición al Creador debe ser vista como un dispositivo que puede cambiar a la persona. La búsqueda de una respuesta a la propia petición no es importante, lo que cuenta son las peticiones mismas, porque construyen a la persona.

Entonces, la persona empieza a entender que está en frente de la invariable y constante Luz superior. Y su petición es la que lo está cambiando todo el tiempo, creando su similitud cada vez más cercana a la simple, abstracta Luz superior. La persona estará revelando su propia imagen dentro de sus peticiones. La imagen corresponderá cada vez más a la Luz superior, al nivel del Creador. Es decir, la persona alcanza las formas del Creador dentro de su petición a Él y de esta manera avanza.

Por lo tanto, está escrito: «¡Dios permita que haya rezado todo el día!» Todo el trabajo se basa en la petición y la oración.

(43285 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 5/17/2011, Escritos de Rabash)

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