La única solución correcta es la unificación

Cuando los países desarrollados estuvieron suficientemente avanzados, comenzaron a desarrollar a los así llamados países del «tercer mundo» (en Asia y África) y entraron en esos países para establecer fábricas y preparar todas sus infraestructuras. Pero para establecer la fabricación, es también necesario educar a las personas, por lo tanto comenzaron a abrir escuelas ahí. En adición, las naciones desarrolladas comenzaron a aceptar estudiantes de esas regiones en sus universidades. Y de ese punto en adelante, toda la humanidad se volvió interconectada al nivel de la prosperidad material, la educación, la ciencia, y la cultura.

Hoy, todos los países del mundo están unidos por lazos muy estrechos. Los americanos dicen en broma que cuando quieren llamar de Nueva York a Boston, la llamada primero pasa por la India, donde hay personas sentadas contestando los teléfonos y conectándolos. Aparentemente esas líneas telefónicas nos conectan el uno al otro a tal grado que no nos preocupan las distancias, no ignoramos ningún país, y ni siquiera nos preocupa tener que instalar un cable de comunicación transcontinental.

Y si ahondamos incluso más en el asunto, veremos que todo el planeta está envuelto en una red de comunicaciones enorme multifacética y con muchos estratos. Y hoy, es imposible construir o fabricar algo si no tienes suficiente conocimiento o una oportunidad de recibir el equipo más adecuado de algún productor en el mundo, si no tienes acceso a la información y especialistas necesarios. Así es como está construido nuestro mundo ahora.

Todos esos lazos se desarrollaron en el último siglo, pero de pronto hemos descubierto que por muchas razones este sistema no está funcionando. Analistas en el campo de la sociología, las ciencias políticas, la economía y las finanzas están ofreciendo sus soluciones a este problema, cada uno a su manera. Pero a final de cuentas, existe sólo una simple solución: Este sistema ahora nos exige una conexión más interna.

Y para continuar nuestro desarrollo, debemos lograr una conexión más cercana y entender y aceptar la necesidad de la garantía mutua, es decir, el hecho de que dependemos uno de otro, vivimos en el planeta Tierra, y que no existe otra alternativa que sentir que somos todos como una familia.

En otras palabras, nuestro desarrollo comenzó mediante comerciar lo que producimos: equipo, alimentos, etc. Gradualmente, comenzaron a  formarse empresas conjuntas y bancos internacionales; las bolsas de valores comenzaron a unirse. Puedo hacer transacciones en la bolsa de valores de Tokio y un segundo después, en las bolsas de Alemania, Moscú, o Nueva York. No importa dónde o con qué comercio porque en cualquier lugar, todo es en esencia lo mismo. Sólo analizo dónde vale la pena invertir y dónde no.

Pero el dinero es mantenido en un solo lugar, y los bancos sólo se envían notificaciones de transacción a través de medios electrónicos, y esto es suficiente. No nos importa siquiera dónde está almacenado el dinero físicamente porque consideramos el oro como principal equivalente de su valor, Tal vez el dinero en sí está almacenado en uno de los países del «tercer mundo» como depositario de todas las reservas de oro, pero lo importante es que se lleva aquí una contabilidad estricta.

Como ya se mencionó, últimamente sentimos que nuestra conexión no puede continuar de esta manera. Esto es especialmente cierto en Europa. Por una parte, es el lugar más desarrollado, pero por otra, es el más desunido. Y ahora estamos viendo que debido a esta desconexión, carecen de una concordancia interna, del entendimiento y la sensación de que pertenecen a un solo sistema. Esto estorba a todos los países del mercado global ya que un solo mercado no es suficiente. Además es necesario unir a todos esos países con lazos mucho más estrechos, pero esto no es fácil.

La dificultad está en que necesitamos ser cercanos el uno al otro en espíritu, basados en nuestro entendimiento de la situación y reconocimiento del hecho de que no podemos existir sin el otro. Por eso es necesario cultivar en las naciones de Europa un entendimiento de que se requiere de la dependencia mutua entre ellos.

Es claro que este es el caso, el problema es que incluso si los que toman decisiones en política, los científicos, las clases medias, y la persona promedio entienden con su razón la necesidad de cambios, aún no están emocionalmente listos para renunciar a sus vidas individuales y a sus características nacionales.

En realidad, pensamos que esto ni siquiera es necesario. Una persona no necesita cambiar su comportamiento y hábitos pertenecientes a una cultura y tradiciones nacionales. Uno debe elevarse por encima de ellas hacia la conexión con otras personas, hacia la garantía mutua.

(67795 – Del Kab.tv de «Una nueva vida», episodio 5 del 2 de Enero del 2012)

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