Los milagros suceden todos los días

Podemos sentir algo nuevo cada minuto, no sólo una vez al año. El punto es que muchas veces recibimos cosas nuevas, pero no las sentimos. No podemos percibirlas ya que no tenemos vasijas para estas.

Los milagros ocurren en nosotros todos los días, y nosotros nos encontramos ante el «Monte Sinaí«. Existen innovaciones sin fin ya que el mundo del Ein Sof está delante de nosotros.

Todo depende sólo de nuestra habilidad de percibir las cosas, en nuestras vasijas. Por consiguiente, una innovación bendecida es cuando la persona puede sentir. Todo se mide en relación a la persona que alcanza, entonces debemos trabajar en nuestra sensibilidad, en nuestras vasijas.

Las Reshimot (genes informativos) son evocadas dentro de nosotros constantemente. Atravesamos muchos estados, pero a la vez, nos desarrollamos de forma pasiva, en el nivel bestial, incapaces de sentir la esencia de estos cambios, incapaces de alcanzar la intensidad del nivel, la conexión con el Creador.

La diferencia en los niveles puede compararse con el hecho de comprar algo nuevo, llevarlo a casa, y ponerlo en la sala, ya sea un florero o un perro, o alguien que vino a visitarme. Esto es lo que sentimos cuando somos llevados al palacio del Rey; todo depende de la forma que tengamos cuando entremos en este.

¿Soy un objeto, una planta o una cosa viviente? ¿He preparado mi carencia para poder entrar conscientemente al palacio y entender dónde estoy, gracias a la equivalencia de forma, como un ser humano que se asemeja al Creador, el anfitrión?

Todo depende de la preparación de nuestras vasijas. Nosotros atravesamos muchos estados inconscientemente en la forma de un objeto inanimado, de una planta, o de algo viviente, entonces no sentimos nada nuevo en ellos. Sólo el cambio que el ser humano atraviesa, se considera una innovación, cuando él alcanza, entiende y siente con el fin de asemejarse al Creador.

(78305 – De la preparación para la lección diaria de Cabalá del 18 de mayo del 2012)

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