Mezcla de opuestos

Existe un estado en donde el deseo de recibir y el deseo de otorgar se unen, se llenan el uno al otro, y permanecen el uno en el otro a tal medida que es imposible distinguirlos. Este estado se llama “el Mundo del Infinito”, y este es el estado original de la existencia.

Y luego hay un descenso, una “corrupción paso a paso”, cuando del estado de unidad, ellos empiezan a retirarse del estado de unicidad, y a través de un cono de expansión, descienden distanciándose el uno del otro.

En cierta etapa de su separación se formó un estatus especial, y ellos descubrieron una oportunidad de reunirse. Sin embargo, cuando intentaron hacerlo, terminaron en un rompimiento. Estos deseos no sólo permanecen en lados opuestos, uno en la derecha y el otro en la izquierda, sino que ahora cada uno de ellos debe incluirse en el otro. Esta es la causa de su rompimiento: Una vez que desearon unirse otra vez, como en el Mundo del Infinito, estos cayeron y se rompieron. En otras palabras, el fracaso de unificarse resultó la absorción de sus propiedades del uno al otro.

Después de esto, la evolución continuó bajando a lo largo del cono de expansión, alejando mucho más al uno del otro. Pero en este punto, la fuerza de otorgamiento, es decir, la fuerza primaria, el Creador, está completamente permeada por las propiedades del deseo de recibir, la fuerza de la creación, mientras que la criatura está totalmente imbuida con las propiedades del Creador, el deseo de otorgar.

El Creador está lleno de la fuerza de otorgamiento, mientras que la fuerza de recepción se incluye y está subordinada a esta. Mientras que con la creación es al contrario: La criatura se llena con la fuerza de recepción, y la fuerza de otorgamiento está subordinada a esta, es interna y está oculta.

Y luego estas descienden hacia el mundo corpóreo. En este punto, la criatura, la fuerza de recepción, empieza a evolucionar. Al principio no siente nada, qué y quién es este. Está gobernado automáticamente por las fuerzas internas y evoluciona por el camino de su propia influencia. ¿Qué fuerzas son estas? Ellas son la fuerza básica de la criatura, el deseo de recibir placer, y oculta dentro de este, esta la fuerza interna, el deseo de disfrutar otorgando placer.

El deseo de recibir evoluciona, mientras que el deseo de dar prácticamente no se siente. Esto se manifiesta solamente en la medida en que se mantiene el deseo por el placer, al suministrar fuerza de vida a este, y al crear todo tipo de comunicación entre las formas de su materia.

Cuando el Big Bang se dio en los procesos de la naturaleza inanimada, todo su desarrollo se derivó del deseo de otorgar instalado en la materia. Después de todo, el deseo de recibir, en sí mismo, no se mueve; este simplemente quiere disfrutar y permanecer estacionario mientras mantiene simplemente su “boca” abierta. Lo que cambia y le da la fuerza de vida, se denomina el deseo de otorgar que está oculto en este.

Por lo tanto, estas dos fuerzas evolucionan: el deseo de dar, a pesar de estar oculto, dirige la recepción y la empuja hacia delante. De esta manera, se ha desarrollado todo nuestro universo, seguido por la Tierra, basado en la interacción de dos fuerzas opuestas: frio y calor, atracción y repulsión, etc. En la naturaleza, todo lo que vemos se compone de estos opuestos los cuales en realidad están incluidos el uno en el otro.

Todos los cambios que ocurren en la naturaleza del inanimado, vegetativo, animado y hablante son causados por la inter inclusión de estas dos fuerzas: el deseo de recibir y el deseo de otorgar. Juntas se mezclan en varias combinaciones, mientras que el deseo de dar se manifiesta, prevalece, y gobierna más y más sobre el recibimiento. Y el deseo de recibir va junto con este, ya que este desarrollo le trae beneficio.

(35670 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/18/2011, Escritos de Rabash)

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