Mira lo que se siente al ser como el Creador

Cuando entramos en el espacio espiritual, abrazamos otras almas. De lo contrario, yo simplemente no puedo entrar en el mundo espiritual ya que no es un área cercada que puedo atravesar caminando a través de una puerta.

Solamente si me uno a los demás en un sistema y siento la realidad no solo como algo personal, individual, sino como la vida integral de un sistema en donde estamos juntos conectados, los amigos y yo, convirtiéndonos en un hombre con un corazón, puedo comenzar a percibir mas detalles en el, a través de órganos adicionales de percepción además de los míos. Lo más importante, yo lo siento a través de nuestro deseo común, la vasija espiritual común que estamos construyendo juntos y la que nos incluye a todos nosotros.

No es simplemente una suma de nuestros deseos, sino una propiedad totalmente nueva que es considerada como la propiedad de otorgamiento. Es a través de esta propiedad que comienzo a sentir otra dimensión, la dimensión superior, la dimensión espiritual.

No solo son ciertos detalles suplementarios y particulares que cada uno de nosotros ve de manera diferente, tampoco es un intercambio de nuestras impresiones personales. Es una impresión única,  pero que se deriva del otorgamiento, de la sensación de las acciones del Creador. ¡Nosotros realizamos los actos de otorgamiento, lo que significa que repetimos Sus acciones!

Tu comienzas a sentir lo que significa ser igual al Creador, y es por esta razón que los alcances espirituales no se parecen  a los alcances materiales. Y aunque el sistema que tú has construido no es “divino”, está compuesto de todas las almas, este aun tiene un diseño especial, la integración en amor de las almas, reciprocidad y garantía mutua por encima de sus egos iniciales, la maldad, el odio y la repulsión. Y la diferencia entre la primera propiedad y la segunda es lo que crea el espacio, la nueva dimensión dentro de la cual comenzamos a experimentar las acciones consideradas como “otorgamiento”.

En otras palabras, has construido, dentro de tus deseos y cualidades, un modelo del Creador que te ayuda a comprender lo que él es. Previamente, tú simplemente mirabas este mundo y veías la creación sin tener idea de que se trataba. Pero ahora que estas acercándote a ella, encuentras al Creador dentro de esta creación ya que tú estás ensamblando Su imagen a partir de tus propias partes, de todas las almas.

Al final, descubres un gran número de detalles que revelas en este mundo, que  previamente se ocultaban en él. Tú ves que las acciones del Creador estaban ocultas en él.

Tú sigues profundizando en él, en la medida en la que adjuntas un gran número de partes (almas) a tu sistema y las enlazas todas juntas, hasta que todas las almas individuales, con sus diferentes puntos de vistas personales sobre el mundo, se unen como una sola alma, un deseo, considerado como Máljut del mundo del Infinito. Allí, en sus conexiones con los demás, en todos sus pequeños detalles, el alma individual llega a un sentimiento y alcance personal lo que completamente iguala la fuerza superior, la raíz que crea el alcance colectivo de donde comenzamos nuestro camino.

Resulta que mientras un gran número de partículas se conectan, tú avanzas hacia el alcance colectivo el cual es extremadamente extenso y detallado. A través de cada alma y todas ellas juntas enlazadas, tú alcanzas al Creador, el mundo espiritual. ¡Y eres tú quien lo está construyendo a Él, ya que no hay Creador sin creado! Es por eso Él es llamado “El Creador” (Bo Ré), “ven y mira”.

De hecho, la clave aquí es el trabajo del sistema. De la “materia” dada a nosotros, construimos “ladrillos” de las almas que cada uno pone en el sistema común, mientras nos elevamos por encima de nuestro odio personal, egoísmo, repulsión, y al mismo tiempo preservamos todas nuestras características únicas. De tal modo, creamos un poderoso sistema de nuestros alcances personales.

(41769 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 4/29/2011, Escritos de Rabásh)