Nacer para complacer a la Luz

La Luz superior tiene una naturaleza eterna y perpetua. El descanso es una consecuencia de la Luz y Su creación. Por lo tanto, todo aquello que no es Luz, representa un ornamento que se pone uno sobre el otro y cubre la Luz que está dentro de ellos.

Cada cubierta, de la primera hasta la última, es llamada el «deseo de recibir», a excepción de la Luz interna que es un deseo de otorgar, el Creador.

Es por eso que estamos hablando de múltiples etapas, mundos, Partzufim, Sefirot, y así sucesivamente, aunque todos ellos son sólo los ornamentos de la Luz. Cada cubierta es como una pantalla que recibe simplemente un determinado tipo de impresión de la Luz, dentro de la cual es posible diferenciar entre las cosas que vienen directamente de las propiedades de la Luz y las cosas que se originan debido a las cubiertas. Por lo tanto, lo mismo puede explicarse con respecto a los deseos y las vasijas, y desde el punto de vista de la Luz, es decir, desde el punto de vista de la acción o desde el ángulo de la intención.

La Luz es la fase «cero» (Shoresh de Shoresh). Ésta decidió crear algo que es contrario a ella, algo que quisiera recibir de Ella, disfrutarla, y consumirla. Esto es llamado «la creación», el acto de nacimiento.

Todo lo que evoluciona en este mundo se origina a partir del impulso auténtico que es el deseo de la Luz en correlación con el deseo de recibir, es decir, el deseo de crear algo que pueda aprovechar la Luz y deleitarse con Ella. El Creador ha incrustado tal deseo en la raíz misma de la creación, crear con el fin de otorgar el bien.

Este instinto está en lo más profundo de nuestros deseos, de lo contrario no seríamos capaces de tener hijos y cuidar de ellos. A pesar de que al final, este sea distorsionado por nuestros deseos egoístas y tome una forma egoísta completamente diferente. Las así llamadas cuatro fases de la Luz Directa están sobre los ornamentos del superior, desarrollándolos cada vez más, comenzando desde la etapa cero, en la que todo era permitido, y hasta la cuarta etapa, en la que todo placer egoísta fue prohibido.
(81517)
De la 3° parte de la Lección diaria de Cabalá del 26 de Junio del 2012, Talmud Eser Sefirot

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