La Torá, Números, 18:25 – 18:29: El Señor habló a Moisés, diciendo: «Habla a los levitas y diles: ‘Cuando tomes el diezmo de los hijos de Israel que te he dado de ellos como tu herencia, apartarás un regalo para el Señor, el diezmo del diezmo.
Considerarás tu regalo como grano de la era y como producto de la cuba. Así, de todos los diezmos que tomes de los hijos de Israel, también apartarás un regalo para el Señor y darás el regalo del Señor al sacerdote Aarón. De todos tus regalos, deberás apartar cada regalo del Señor de su parte más selecta, esa parte debe ser consagrada ‘»
La parte sagrada de la ofrenda al Señor es una o dos centésimas del diezmo total.
El tema del diezmo se explora en muchos tratados del Talmud, ya que es un cálculo que la persona tiene que hacer en sus deseos, comparándolos con las propiedades de otorgamiento del Creador.
Por lo tanto, mientras corregimos nuestros deseos, debemos clasificarlos y dividirlos en niveles con los que podamos trabajar: otorgar por el bien de otorgar, rechazando y transfiriendo todo lo que tenemos, a los demás.
Hay niveles en los que todavía recibimos, pero se hace como si otorgamos. Por ejemplo, cuando la vida de uno se dedica a la cualidad de otorgamiento, incluso si uno sigue recibiendo con el fin de mantener la existencia propia, no se considera estar recibiendo. Hay muchos matices en este asunto.
La Torá habla de la corrección en los niveles inanimado, vegetal, animado y hablante. En este mundo, la corrección en los tres primeros niveles se produce cuando las personas lidian con plantas y animales. En el trabajo espiritual, los tres niveles se encuentran dentro de cada uno por separado y en todos juntos, en el alma común.
El cuarto nivel es el nivel de ‘hombre’ (Adán) el nivel hablante. Este estado ya incluye nociones como esclavos, extranjeros, pueblo de Israel, levitas y Cohen y, la interacción entre ellos.
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De Kabtv “Secretos del Libro Eterno” 3/jun/15