Pregunta: ¿Los eventos espirituales y materiales son organizados de antemano y ocurren como un escenario de vida pre dirigido?
Respuesta: Por supuesto. Así sucede. ¿Somos nosotros los que los hacemos realidad? El mundo se nos aparece en su nueva forma y tenemos que aprender a entenderlo, alcanzarlo, asociarnos con él y progresar.
A cada momento se te presenta cierta imagen del mundo, tienes que adaptarte, entenderla, conectarte e intentar mejorarla. La forma en la que entiendes el mundo circundante es lo que determina tu avance.
En principio, cada vez debes ver el mundo como una manifestación del Creador, ¿te imaginas lo imperfectos que debemos ser para ver el mundo que nos rodea lleno de cosas espantosas, depresión y tensiones terribles?
Pregunta: Digamos que algo se nos revela, ¿cuál debería ser mi primera reacción? ¿debo decir «no hay nada más que Él»?
Respuesta: En primer lugar, debo comprender que el Creador es la fuerza superior que determina, actúa y lo llena todo. Lo que esta fuerza te muestra es la perfección, pero distorsionas la imagen en el grado de tu corrupción, la ves sin «lentes», a través del cristal de tu egoísmo.
Pregunta: Entonces, ¿tengo que justificarlo todo?
Respuesta: No solo justificarlo, sino ver y sentir su perfección. Luego debes adherirte a Él de tal modo que a través de ese logro, a través de la corrección de la corrupción a nivel de perfección, te unas al Creador. En un lado de la pantalla está tú y en el otro, Él.
Pregunta: ¿Si veo que no puedo atribuir esta fuerza a «nada más que Él», que no puedo justificarlo?
Respuesta: Tienes oportunidad de orar, de pedirle que te corrija para que veas el mundo perfecto.
Si lo pides para sentirte bien, no obtendrás nada. Pero, si quieres ver el mundo perfecto para no maldecir al Creador porque te trae dolor, entonces recibirás. Le estás pidiendo al Creador que te dé el poder de verlo tal como es: bueno que hace el bien.
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De la lección de Cabalá en ruso 26/ago/18
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