La conexión es la condición en la cual no hay nada relacionado contigo o conmigo, más bien es solo «nuestra». En esta conexión es imposible distinguir algo que nos pertenezca a alguna de las partes. Esto ya no existe. Es como si ellos vertieran pintura en agua y la mezclaran.
Y este no es precisamente un ejemplo, porque aun así permanecen moléculas de agua y de pintura.
Mientras que aquí, resulta que hay algo sin la recolección de componentes previos y sin divisiones. Se crea algo completamente nuevo.
Incluso en un niño se distinguen los diferentes rasgos faciales, los cuales ha heredado del padre o madre. Lo mismo pasa en el momento del descenso de los mundos de arriba hacia abajo. Una parte alcanza el Zeir Anpin de Abba y otra parte el de Ima. Pero después de esto, cuando comenzamos a pasar de abajo hacia arriba, entonces todo se une en el Creador.
Existe una acción o estado intermedio a través del cual alcanzamos la unificación. Y la unificación indica que solo hay uno, las dos partes desaparecen. En nuestro mundo una unificación como esta no existe, hoy una pareja se conecta y mañana probablemente habrá un divorcio.
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De la 2° parte de la Lección diaria de Cabalá del 12/1/13, El Zóhar