Un mundo transparente

Pregunta: ¿Tengo que corregir los deseos que se despliegan en mis relaciones con otras personas hoy, tales como riqueza, poder, y conocimiento?

Respuesta: No, no tienes que hacerlo. No consideres esos deseos ¿Por qué deberías? Déjalos. Después de todo, aparecen en cada persona de forma individual en una combinación única, mientras que tú tienes que corregir tu actitud hacia los otros como un todo, sin dividirlo en partes.

Trata tus deseos de manera simple. Primero que nada, debes llegar al grado de otorgamiento puro: «Lo que odias, no se lo hagas a tu amigo», es decir no tomes placer del sufrimiento de otro.

En algún grado, ya sea que esté consciente de ello o no, siempre prefiero mirar a los otros hacia abajo. Si una persona es más baja que yo, me regocijo, y si soy más bajo que él o ella, sufro. Entonces, mi prioridad es llegar a un grado en el que dejo de compararme con otros. No deseo medirlos en comparación con lo que soy.

Cuando gano una actitud así, el mundo toma una forma muy diferente en mis ojos. Es como si retirara un velo, se quitara un filtro de mi percepción, y abro un mundo completamente nuevo. Súbitamente llego a ver a los otros como si no tuvieran conexión conmigo, con mi ego. Elimino cualquier beneficio personal, cualquier interés.

No mido a una persona por la forma en la que se ve él o ella, cómo visten, o cómo actúan. No los observo en absoluto. He neutralizado todas nuestras relaciones. El mundo está lleno de oportunidades ¿Qué tipo de oportunidades? Aun no lo sé. De hecho, no necesito nada. Simplemente existo junto con otros y no les hago nada, que yo mismo, odiaría.

Es un estado espiritual muy transparente, puro ya que se despliega por encima de todos los deseos materiales de una persona. En el exterior, es absolutamente indetectable, pero ahora ves un mundo muy diferente.

Es difícil describir sus contornos ¿Están las personas sufriendo en tus ojos? ¿Son todos justos, o aún los divides en buenos y malos? Es muy complicado explicar la imagen interna que aparece en una persona cuando él o ella retiran el filtro egoísta.

Sin embargo, de una manera u otra, enfrentas una realidad totalmente diferente, otro tipo de relación entre las personas. Después de todo, cada uno juzga de acuerdo con sus propios defectos, mientras que tú te has librado de ello y ves el mundo sin que el falso espejo egoísta lo distorsione.

(45912 – De la 5º parte de la lección diaria de Cabalá del 6/20/2011, «Matan Torá (La entrega de la Torá)»)

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