Pregunta: En escuelas que integran niños autistas, a menudo hay conflictos entre padres de estos niños y padres de niños comunes que no quieren que sus hijos estudien en la misma clase. ¿Cómo podemos explicar a los padres que deben aceptar esto amablemente?
Respuesta: El punto es que no es problema de los padres, sino del sistema educativo que realmente carece del elemento de educación. Desgraciadamente no educamos a la gente, sino que nos dedicamos a la enseñanza de una pequeña máquina humana que crecerá para ser un robot, un tornillo en algún sistema más grande.
Cuando las escuelas enseñan a un niño, no quiere decir que lo educan para ser un ser humano: una persona que puede conectarse a los demás y cooperar mutuamente con ellos, para construirse a sí mismo, una familia, una sociedad, un mundo. Las escuelas no tienen capacidad, ni poder, ni personal capacitado para hacerlo.
Esta es la razón por la que no podemos esperar que los padres vean las cosas con la mente abierta, ni que entiendan que la presencia de un niño autista en el aula permite que los demás niños vean el mundo y la sociedad de manera diferente y aprendan a cooperar mutuamente.
No entienden que todos los niños en el salón se beneficiarán de tener un niño así entre ellos, ya que este niño necesita la cooperación de los demás y deben ayudarlo. Desde una perspectiva social es la carta de triunfo de un grupo de estudiantes.
Pero las escuelas modernas se construyen de acuerdo a principios totalmente diferentes, por lo tanto, todo lo que pueda ser considerado una interrupción en el proceso «creativo» que empuje al pequeño a adquirir información máxima no es deseable. Lo único que se requiere de él es que sea un buen egoísta, que compita contra los demás y al diablo con todos; él tiene que ser primero.
¿A quién podemos culpar? ¿A los padres? Los padres fueron criados exactamente de la misma manera que sus hijos; viven en el mismo mundo, así que lo que se necesita aquí es un cambio profundo y serio del sistema.
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De Kabtv «La última generación» 9/jul/15
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