Si una persona no aspira a satisfacerse de forma egoísta, si él no espera que la Luz venga y lo llene sin ninguna preparación, sino que entiende que la Luz es una sensación dentro de un deseo, tal persona desea cambiar él mismo y es llamado un sabio.
Él entiende que le fue permitido experimentar sólo una pequeña impresión inicial, y experimentará todos los otros fenómenos sólo bajo la condición de desarrollar su deseo de acuerdo a las cuatro fases de la Luz Directa. Ahí, en la última fase del desarrollo del deseo, él sentirá que otorga, y de acuerdo con ello, él experimentará vida en el otorgamiento llamado la Luz superior.
Entonces, un sabio es alguien que ve un «recién nacido», un nuevo estado que ha nacido. Con sus acciones y la ayuda de la Luz que lo influye, llega a cambios tan profundos en su deseo que hace la transición de recepción, del deseo de recibir placer, al deseo de otorgar y a la sensación de amor, la cual es vida.
Su deseo cambia, y comienza a sentir cómo se acerca a la acción de otorgamiento que inicialmente le era repulsiva. Al principio, se forzó a sí mismo a actuar. Sin embargo, al aplicar un esfuerzo y atraer hacia sí la influencia de la Luz, llegó a un punto en el que realmente comenzó a desear el otorgamiento.
Este es el milagro de la Luz. Actúa en respuesta a nuestros esfuerzos, incluso sin nuestro deseo inicial, y lo cambia. De esta manera, el deseo atraviesa por etapas cualitativas de desarrollo y se convierte en un nuevo deseo.
La persona que es lo suficientemente sabia para ver al «recién nacido», al nuevo deseo que es concebido en él, la necesidad de otorgar; ejerce un esfuerzo y entiende que está trabajando contra la Luz constante, el «Bien que hace el Bien». Él usa la Luz que Reforma. De esta manera, él atraviesa un estado tras otro, una etapa tras otra, y llega a la Luz de vida.
(48438 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 7/18/2011, Shamati # 122)
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