Un taller es el estado donde las personas construyen su vasija espiritual común

Los talleres son un acto espiritual porque obligan a las personas a no discutir, completarse, ser iguales, hablar sobre un tema determinado por el líder del taller y luego pensarlo un rato.

 

Si durante el taller se plantean de cinco a diez preguntas que la gente discute, esto les ayuda a construir un sistema dentro de sí mismos e identificar objetivos y etapas de su desarrollo. Como resultado, crean un espacio espiritual entre ellos basado en el otorgamiento y la bondad mutuos.

 

Al discutir los temas de salir del egoísmo y superarlo, construyen entre ellos ese claro en el que quieren sentir la manifestación del Creador.

 

Un taller es el estado donde las personas construyen su vasija espiritual común. Comprende que está fuera de sí misma, que esto es una salida: la implementación del método.

 

Durante el taller, la gente se expresa correctamente, su nivel de “habla”. Un hombre se llama Adám, semejante al Creador. Por supuesto, hay muchas criaturas que caminan erguidas; un gallo también camina erguido. Las personas se consideran “hablantes” porque pueden expresar otorgamiento, amor y llevar a otra personas al otorgamiento y al amor.

 

Hoy en día no hay nada más efectivo que los talleres en los que todos estamos impregnados de un mismo objetivo, una misma idea.

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