En las noticias (de PostScriptum): «Durante la última década, la célula élite del Tesoro estadounidense perfeccionó herramientas de guerra económica con las que es posible poner de rodillas a casi cualquier país del mundo, sin disparar un solo tiro».
«La estrategia está basada en la hegemonía del sistema bancario mundial, con el apoyo de una red de aliados. Este es un nuevo tipo de guerra que tiene como objetivo detener los flujos financieros del enemigo».
«En este momento, cuando el banco cae bajo su acción, cuando se le acusa de blanqueo de capitales o de financiación del terrorismo, queda atrapado en un abrazo mortal. Es la pena de muerte, incluso si la institución financiera no funciona en el territorio de los EE.UU. Los bancos europeos no se atreven a discutir con los reguladores estadounidenses. Ellos rompen todas las transacciones con la víctima».
«Nauru, Birmania, el norte de Chipre, Letonia y Bielorrusia se vieron obligados a obedecer las exigencias estadounidenses. A Corea del Norte la paralizaron. Pero hoy en día el mundo está demasiado interconectado y las sanciones puede generar una reacción en cadena».
Mi comentario: Hoy, Estados Unidos domina el mundo, y es por eso que China, la UE y Rusia tienen un gran deseo de un alza en sus monedas a nivel mundial. Pero los EE.UU. no permitirán por ningún medio que esto suceda. Tenemos por delante una gran guerra financiera. Esto nos trae a la conciencia de la globalidad, de la globalidad negativa, de la que tendremos que pasar a la globalidad positiva, porque no podemos cambiar la globalidad en sí. No hay vuelta atrás en la historia ni en la evolución.
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