Una manzana en el huerto del Creador

El hombre se desarrolla como una manzana que madura en el árbol hasta que alcanza el estado final deseado. El hombre ciertamente atraviesa por muchos estados opuestos en su sendero. Se siente como una manzana ácida, sin madurar. ¿Sin embargo, puede seguir el camino de la Luz en lugar del camino del sufrimiento y sentir que constantemente se acerca al bien?

Cuando seguimos el camino del sufrimiento, nuestro deseo de recibir placer constantemente recibe golpes pues crece sin recibir el llenado. Pero, cuando seguimos el camino de la Luz, nos lleva a través de los mismos estados conscientemente y en lugar de vivir en nuestros deseos, vivimos en las intenciones, lo que nos permite revelar el mundo opuesto, el mundo del otorgamiento.

Dentro de él, recibo deleite por otorgar al Creador. El Kli egoísta (la vasija) es el deseo y el Kli altruista es la Luz Reflejada, la intención de otorgar, Or Jojmá (la luz de la sabiduría).

No solamente acelero mi desarrollo con la ayuda de la Luz, sino también percibo este sendero como placer, porque me dirijo hacia la meta deseada. Estoy de acuerdo con Su plan y cada momento me acerco más a éste.

Sin embargo, entre más me acerco a la meta, siento con mayor fuerza que soy opuesto a ella. Esto es porque constantemente aumentamos nuestra sensibilidad hacia la diferencia entre el Creador y nosotros, como está escrito, “El Creador es crítico con el justo en el ancho de un cabello”.

En el primer grado, siento que nuestra diferencia no es tan grande: Muy bien, yo recibo, y Él otorga. Luego, desde el primer grado asciendo al segundo, y a pesar de que me he vuelto un poco como Él, precisamente debido a esto, siento que la diferencia entre nosotros no es menos 10 sino menos 100. Me he elevado (en otras palabras, he adquirido corrección) y operó como una lupa en la cual veo mis defectos cien veces más grandes que antes.

A pesar de que me acerqué de un grado al Creador, también me volví 100 veces más sensible. Antes, la diferencia del tamaño de las sogas de las carretas no me molestaba; ahora, me molesta el ancho de un cabello.

El único elemento que puede cambiar en los cuatro factores del desarrollo (el fundamento, los caminos del desarrollo del fundamento, el entorno y los caminos del desarrollo del entorno) que influyen a una manzana o una persona en su crecimiento, su gen espiritual, es la influencia del entorno. Esto es porque sólo el entorno determina si la manzana goza de buenas condiciones para su crecimiento: mucho sol y humedad.

Lo mismo es con al alma. Cuando recibimos buenas condiciones de crecimiento, no necesitaremos de guerras y sufrimientos. Si queremos que nuestra manzana (alma) crezca, necesita estar en equilibrio con el ambiente.

Para hacerlo, es necesario establecer una conexión con este entorno y alcanzar la Fuerza Superior a través de él, alcanzar al Creador que va al entorno y lo corrige para que yo, el entorno y el Creador nos unamos en un todo.

(26843 – De la cuarta parte de la lección diaria de Cabalá del 17 de noviembre 2010 – La esencia de la religión y su propósito.)

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