Una película de blanco y negro con un final feliz

Está escrito: «No existe nadie más que Él», esto significa que no existe ningún otro poder en el mundo, capaz de oponerse al Creador. Pero en este caso, ¿de dónde obtendrá la persona las fuerzas para trabajar? Y, en general, ¿cómo puede hacer alguna acción independiente, incluso la más pequeña, ya sea mecánica, material o espiritual, en el deseo o en el pensamiento?

Después de todo, existe sólo una fuente de energía única por medio de la cual todo funciona, como el Sol que da vida a toda la Tierra. Una fuerza le da energía a todo, a todas las partes de la naturaleza y en cada una de sus formas, material y espiritual. Todas las cosas positivas yaparentemente negativas, provienen de una fuente.

Resulta que la pereza que soporta la persona, y todos los obstáculos que obstruyen su avance hacia la revelación del Creador, también vienen de una fuerza superior. Y la persona está en el centro y tiene que decidir cómo aceptar este gobierno superior, es decir, cómo relacionarse con las fuerzas que influyen en su deseo.

El universo entero es el deseo de la persona que siente que existe ella y que a su alrededor se encuentran los niveles inanimado, vegetativo, y animado de la naturaleza, y que además existen personas. Pero todo esto, tanto lo interno como lo externo, aparece dentro de su deseo y proviene de una fuerza superior.

Todo lo que ella necesita es unir todas estas formas, toda esta imagen a una fuente. Y al tratar de hacerlo, la persona comienza a ver una mano que guía en todo el proceso, en todos los acontecimientos que le ocurren a ella. En ellos ve la expresión de un gobierno superior del Creador, que es lo único que existe.

El Creador arregla las cosas para que nosotros sintamos este gobierno único en forma de una multitud de fuerzas que luchan entre sí, fuerzas positivas y negativas que eventualmente se unen en la línea media y le facilitan al hombre la revelación de esta fuerza superior única.

Al revelar esta fuerza única, la persona empieza a reconocer el programa general, el sistema de la creación. Y su deseo, en el cual se revela esta realidad, se ordena en el sistema de los mundos. Pero cuando ella organiza adecuadamente la imagen de la percepción de la realidad y por medio de sus esfuerzos la relaciona con la fuerza única, de repente, ocurre un acontecimiento que destruye todos los frutos de su trabajo.

Entonces debe volver a trabajar con los nuevos datos informativos (Reshimot) que se despiertan en ella y tiene que relacionarlo todo con una sola fuerza, que es buena y hace el bien. Así, en virtud de la revelación de las Reshimot que surgen de parte del Creador y de los esfuerzos que provienen del hombre, trabajan los dos como socios. El Creador continuamente presenta nuevas condiciones a la persona, mientras que la persona tiene que utilizarlas para reunir este mosaico en el que una sola fuerza funcionará y lo circundará.

Esto hará que la persona se confunda, el revelarse y ocultarse una y otra vez. Y resulta que por parte de ella, la persona constantemente agrega lo que falta en el cuadro general, en este mosaico, con el fin de revelar la imagen del Creador en este.

Cada pieza, cada Reshimó, cada estado y situación le ayudan a la persona a descubrir que todo viene de una fuerza superior, y las fuerzas del bien y del mal actúan juntas aquí para dejarla capturar la imagen que está construida de fragmentos blancos y negros. Pero ella tiene que empezar a prestar atención no al blanco y negro, sino sólo al hecho de pertenecer a una única fuente de la cual provienen estas dos fuerzas.

Así es como revelará el gobierno superior. Su objetivo es sólo hacer los esfuerzos para revelar al Creador como la causa de todo lo que ocurre dentro de ella y en la realidad que percibe, en el proceso que atraviesa en virtud de todas estas experiencias.

(79711 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 3 de Junio del 2012, Shamati)

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