Una sombra que nunca lo fue

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam, «Introducción al Libro del Zóhar», ítem 24: Y dado que la esencia del alma no es más que un deseo de otorgar, y todas sus manifestaciones y posesiones son llenados de ese deseo de otorgar que ya existe en el primero estado eterno, así como en el tercer estado futuro, ésta es inmortal e insustituible. Más bien, ella y todas sus posesiones son eternas y existen para siempre. La ausencia no afecta en absoluto la salida del cuerpo.

«La muerte del cuerpo» se refiere a la muerte del deseo egoísta de recibir. En el momento en que éste se deshace de la intención a fin de recibir, significa que se convierte en el cuerpo para el alma.

Todas y cada una de las partes del deseo egoísta de recibir a fin de recibir son llamadas un cuerpo corrupto e impuro. Cuando éstas hacen una restricción (Tzimtzum) sobre sí mismas, «mueren», y luego reciben el poder y adquiere la intención con el fin de otorgar. Cuando la intención a fin de otorgar «cabalga» sobre el deseo de recibir, éste se llena con la Luz Superior y le da el poder de otorgamiento, la Luz Retornante (Ohr Jozer).

Entonces, la Luz Retornante y la Luz Directa, que se reúnen en el deseo corregido que tiene la intención correcta, lo llenan de vida. Así, el deseo está en equivalencia de forma con la Luz y se convierte en el cuerpo del alma o el Partzuf. La Luz que lo llena es llamada la Luz de vida que hay en él. No hay nada aparte de eso; no hay Cielo o Infierno después de que el cuerpo físico muere, como nos parece.

De hecho, este cuerpo no existe en absoluto. El mundo que vemos no es más que un holograma. La verdad es que no existe el deseo de recibir con la intención a fin de recibir. Sólo nos lo representan a nosotros de esta manera como una imagen ficticia con la que tenemos que trabajar y aprender a cambiar nuestra intención para convertirla a con el fin de otorgar.

En nuestro estado actual en este mundo, estamos desapegados de la escalera espiritual para que podamos entrar en cada nivel espiritual desde un estado neutral que es externo al espiritual. Así adquirimos el mundo espiritual por nosotros mismos. Es por ello que este mundo es importante y es por eso que nos dieron este estado ficticio. Sin él no sería capaces de entrar en la espiritualidad. Pero aun así, este mundo sigue siendo externo a las categorías reales de nuestra existencia.

Todo el sistema de las cáscaras que nos trae tantas dificultades, problemas, y muerte tampoco existe. Sólo existe como una réplica, el lado opuesto, la oposición al Creador. De hecho, el sistema de las cáscaras no es más que un reflejo, una sombra; éste sólo existe cuando hay un defecto, una barrera que bloquea la Luz.

(125423)
De la 3° parte de la lección diaria de Cabalá del 1/13/14, Escritos de Baal HaSulam

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