Una transformación universal

Vamos a la Convención en la Aravá, porque necesitamos urgentemente las fuerzas de la unidad y la cohesión. Ellas nos dan el poder y el entendimiento para traerle la corrección al mundo. No hay una fuerza más grande en el mundo que nuestra unidad. Todos los otros medios son materiales, mientras que nosotros tenemos la fuerza espiritual que nos permite cambiar el sistema común y transformar el universo.

Nuestro universo se somete a un número limitado de constantes, tales como la velocidad de la luz. Es suficiente con que se produzca un pequeño cambio en estas dimensiones fundamentales, y entonces, toda la naturaleza será diferente. Cuando cambien los valores constantes, nuestro mundo no será capaz de existir en su forma anterior.

Así, podemos nosotros ajustar ligeramente la correlación de estas constantes con la ayuda de la fuerza espiritual. Y entonces el mundo gradualmente «fluye» y cambia de forma. Nadie es consciente de ello, pero repentinamente todos se vuelven más inteligentes y perspicaces, los ojos de todos se abren, la gente entiende y se siente más, y cada persona se eleva en su conciencia, al entrar en mayor contacto con la idea de la unidad y al darse cuenta de la necesidad del cambio.

Estamos encendiéndoles a las personas la Luz que las reforma y las desarrolla a ellas. Sin embargo, esta no las desarrolla en la sabiduría terrenal, sino en la sabiduría superior, en la sabiduría de la unificación. Ese es el camino que debemos abrirle a la humanidad con nuestra unidad.

(69976 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 2/16/12, «Introducción al Estudio de las Diez Sefirot»)

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