“Yo me afané y descubrí” – Una guía del Zóhar

laitman_2009-12-13_zohar_1954_wPregunta: Cuando leemos el Libro del Zóhar, por qué es tan difícil seguir sus consejos y por qué no podemos encontrar estas cualidades dentro de nosotros?

Respuesta: Solamente tengo un consejo: Continúen. Está escrito, “Yo me afané y encontré”, y “Uno es recompensado según el sufrimiento de uno”.

A medida que el niño crece, pasan los años. Los años están compuestos de muchos meses, los meses consisten de semanas, las semanas consisten de días, los días de horas y las horas de minutos, los minutos de momentos y de esta forma, de momento en momento el niño crece más y más.

El crecimiento toma su tiempo. Sin embargo, en el desarrollo espiritual, el tiempo es un número de acciones realizadas por el ser humano. En nuestro mundo trabajamos durante veinte años, no para cambiar nuestra naturaleza interior, sino sencillamente para ajustarnos a la realidad corporal, que comparada a la realidad espiritual, no tiene forma real. Aceptamos nuestra lenta maduración en el mundo material, como una “realidad”.

Sin embargo en el mundo espiritual nos parece que podemos entrar sin ningún esfuerzo: ¡ábremelo para que yo entre! Por supuesto, decimos esto sólo porque no entendemos que la entrada sucede en la medida en que somos semejantes al mundo espiritual.

Hay una ley de equivalencia de cualidades, es decir, qué tan similares somos al atributo de otorgamiento. Tan pronto como descubrimos cómo utilizar el mundo espiritual correctamente, se nos permitirá entrar. Sin embargo, antes de que esto ocurra, necesitamos pasar por todo el trabajo de preparación.

El Libro del Zóhar fue escrito para llevarnos a la equivalencia con el mundo espiritual en forma rápida y cómoda

(Extracto de la lección sobre El Libro del Zóhar, correspondiente al 27 de enero 2010.)

 

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