El proceso revolucionario y el Big Bang

Dr. Michael LaitmanEl proceso revolucionario en el que estamos participando comenzó con el Big Bang y continuó a través de la conexión cada vez más fuerte: de las partículas fundamentales a los átomos, de los átomos a las moléculas, de las moléculas a estructuras más y más complejas, hasta la aparición del cuerpo humano, incluyendo el sistema cognitivo, el sistema nervioso, y sistemas adicionales. A algunos de ellos no los conocemos y a algunos no los entendemos.

En general, este proceso se desarrolló en dos direcciones: extensión y conexión.

Todo aspira a la conexión, y sólo los seres humanos, sus sociedades y su naturaleza, reciben una forma opuesta. En una sociedad, nos conectamos cada vez más. Sin embargo, por otro lado, nos oponemos al otro porque el ego nos separa. Como resultado de esto, no construimos una sociedad cohesionada basada en el apoyo mutuo, de acuerdo al principio de cada cuerpo vivo, incluyendo el nuestra. En lugar de esto, construimos algo muy extraño, y nuestra sociedad se vuelve como un cáncer que, en última instancia, se devora a sí mismo y muere.

En esencia, no sabemos qué hacer. Los estudios científicos de las fuerzas y mecanismos que nos mueven han descubierto que no tenemos ninguna posibilidad de evitar una tercera guerra mundial y el caos. Los científicos lo saben y escriben que no hay una solución real a esta forma de desarrollo, y lo que queda es sólo someternos a la merced del proceso que nos lleva hacia un futuro desconocido.

Estamos destruyendo el planeta, agotando los recursos naturales, y haciendo lo que nos place con la naturaleza y la ecología. Todo esto no se debe a que ésta vino hacia nosotros, sino a que no sabemos cómo construir sistemas que consten de opuestos que se conecten en una sola estructura. Esta unión de opuestos es, precisamente, la ley fundamental de los sistemas complejos.

Aquí llegamos a la sabiduría de la Cabalá. Este problema surgió hace tan sólo 3.500 años en la antigua Babilonia. Por un lado, sus habitantes eran muy cercanos unos de otros y dependían de unos de los otros. Por otro lado, no podían pararse permanecer unos junto a los otros. Ellos se odiaban y sentían repulsión mutua. Y no había nada que pudieran hacerse al respecto, la propia estructura de la sociedad era tal que estaban devorándose a sí mismo.

Fue entonces que un hombre sabio con el nombre de Abraham descubrió que aquí se ocultaba la transición hacia un nuevo nivel de desarrollo. En esencia, no había nada único con respecto a ese estado. Al igual que la transición del nivel del inanimado al vegetativo, o del vegetativo al nivel animado, así también es la transición del nivel animado al nivel hablante. Esta transición necesita que nosotros alcancemos el poder de la conexión entre los opuestos, de manera que puedan ser conectados y formen un sistema completamente armonioso. A pesar de las polaridades, a pesar del odio y el rechazo entre nosotros, podemos utilizar una fuerza única, una red única con el fin de alcanzar el equilibrio entre unos y otros y construir una vida.

Nosotros no entendemos realmente la importancia de este paso. No entendemos cuál es la fuente de vida y cómo podemos conectar dos opuestos. Sin embargo, son precisamente las polaridades absolutas entre el más (+) y el menos (-) las que forman el átomo, un sistema estable en el que se oponen y no obstante, se conectan simultáneamente.

Para continuar, de acuerdo a este principio, se construyen combinaciones que son cada vez más complejas y que posee la capacidad de evolucionar. Más y menos se combinan entre ellos con el fin de atraer lo que es útil para el desarrollo y el equilibrio entre ellos, y para emitir lo que es perjudicial para el equilibrio. Así, por medio de absorción y emisión, se crea la vida. Hay un desarrollo cada vez más complejo, hasta que exista la necesidad de construir un nuevo sistema que los cabalistas llaman el sistema espiritual. En otras palabras, es más elevado que los sistemas que nos son familiares.

Abraham descubrió que existe una ley universal de la naturaleza que abarca todos los sistemas, que los mantiene y los desarrolla. Es posible llamarlo la fuerza de la Luz, la fuerza del Creador, la fuerza superior. Sin embargo, esta tiene una meta: mantener todas las partes de la realidad en armonía y conexión mutua.

Es posible atraer y utilizar esta fuerza, incluso ahora, cuando queremos elevarnos al nuevo nivel y convertirnos en un solo sistema. A través de este, despertamos la fuerza universal, y esta construye el tan esperado equilibrio entre nosotros.

En Cabalá, la ley que Abraham descubrió es llamada la ley de equivalencia de forma. Si soy atraído personalmente por la fuerza de la equivalencia de forma, entonces, en ese grado, yo elevo su influencia en mí y esta construye la conexión entre otras personas hacia las cuales soy atraído y yo. Esta construye entre nosotros un sistema armónico y equilibrado entre todas las partes.

Abraham descubrió la capa más profunda de esa ley integral general de la naturaleza que ya era conocida y llamó a todos los babilonios a unirse a él.

Maimónides, el filósofo del siglo 12, dijo que Abraham escribió multitud de libros e hizo un gran trabajo de difusión para que la gente entendiera lo que él había descubierto y que él estaba hablando específicamente acerca de una ley de la naturaleza a la que uno no debe oponerse. Esa es la forma en que evolucionamos, sin posibilidad de escapar de su flujo, de la tendencia natural hacia el equilibrio, la conexión y la armonía.

En el nivel del inanimado, vegetativo, y animado, nosotros alcanzamos de forma espontánea el equilibrio, sin libertad de elección. Sin embargo, en el nivel hablante, esto ya no tendrá éxito porque tenemos que participar conscientemente en la construcción del equilibrio y de un sistema humano universal. Nos corresponde a nosotros entender, reconocer, desear invertir esfuerzo, y optar por tratar de organizarlo correctamente para poder avanzar.

Entonces, gracias a estos esfuerzos, nosotros despertamos a la única fuerza universal de la naturaleza, que es el Creador, la Luz. No importa cómo lo llamen. En respuesta a nuestros esfuerzos, ésta nos influye y lleva a cabo la acción correcta de conexión en nosotros. Esto es lo que Abraham le enseñó a la gente.

La historia posterior ya la conocemos. Algunas de las personas lo escucharon y realizaron el método por un tiempo, pero más tarde, y a pesar de todo esto, se retiraron del proceso. Es imposible construir un sistema armónico y equilibrado si todo el resto de la humanidad está rota. Es por eso que hemos llegado a la situación actual, donde la crisis babilónica de la separación ha vuelto sobre nosotros.

¿Por qué específicamente la actualidad? Esto se debe a que la humanidad, como fue el caso, entonces, está descubriendo que está conectada en un sistema universal. Estamos cerrados dentro de un sistema, una sociedad, una familia, sobre la faz de la Tierra, y todos nosotros estamos unidos unos a otros.

Hoy en día, no necesitamos pelear. Es suficiente con cortar las conexiones con alguna nación y ella no resistirá este aislamiento. Las armas modernas son los mismos mazos bárbaros primitivos, en forma sofisticada. Nadie los necesita en un sistema global mundial que es como una aldea global. Hoy en día, las conexiones comerciales, industriales, financieras y logísticas lo determinan todo. Si ustedes cortan estas arterias para una nación, es como si desconectaran algún órgano del cuerpo. Es claro que no sobrevivirá por su cuenta.

Eso también es lo que sucedió en la antigua Babilonia en Mesopotamia, la cuna de la humanidad, cuando se convirtió en una sociedad. Lo mismo está sucediendo hoy en día.

Los cabalistas, los estudiantes de Abraham en todas las generaciones, hablaron sobre esto e incluso hicieron un cálculo en una línea de tiempo de acuerdo a la ley del desarrollo humano para comprender cuando volvería la humanidad a la misma situación. La ley de la unificación comenzó a aclararse a finales del siglo 19, y de acuerdo con todos, alcanzó la aclaración al final del siglo 20. Más precisamente, los cabalistas escribieron que esto comenzaría desde el año 1995.

Esta es la situación hoy. Cuando yo empecé a estudiar la sabiduría de la Cabalá en 1975-76, no creí que esto realmente sucedería. Sin embargo, en realidad, hubo una transición muy fuerte, y de repente se hablaba de un sistema unificado, de una humanidad unificada, de una aldea global, y de la absoluta dependencia de los demás, y así sucesivamente.

Junto con esto, se reveló la maldad de la naturaleza humana que muestra cuán opuestos somos unos de otros y que no estamos listos para conectarnos de una manera correcta. Después de todo, a pesar de las oposiciones entre nosotros sobre el nivel del inanimado, vegetativo y animado, la fuerza universal se conecta con nosotros de tal manera que las polaridades se transforman en un dipolo que nos conecta y nos mantiene en equilibrio y armonía.

Sin embargo, en el nivel hablante, en las conexiones humanas entre nosotros, depende de nosotros el despertar en nosotros la influencia de la fuerza universal y participar en el equilibrio entre el más y el menos, entre los dos extremos. Esto requiere de un trabajo específico de nuestra parte.

En primer lugar, depende de nosotros el comprender y reconocer la situación en la que nos encontramos y continuamos, y seguir invirtiendo esfuerzos compartidos con el fin de construir el entorno adecuado. En Cabalá, estos esfuerzos son llamados elevar MAN, es decir hacer una petición por la conexión. A través de esta, despertamos en nosotros la influencia de la fuerza universal que nos conectará a toda la sociedad humana en armonía en un solo sistema.

Este es lo correcto para el momento histórico actual. Hoy en día, la sabiduría de la Cabalá, la ciencia que descubrió que Abraham, ha sido abierta ante todos. Esto se debe a que todos nosotros debemos utilizar el sistema que se ha creado y comenzar a utilizar correctamente las condiciones que han sido creadas para la construcción de la sociedad futura. De lo contrario, la humanidad es susceptible de ser destruida.

Por lo tanto, los cabalistas, las personas que están involucradas con este problema y su solución, llaman nuestra atención hacia la verdad sobre nuestra situación y nuestro futuro. Nos dicen que, en cualquier caso, estamos llegando a un equilibrio colectivo. Sin embargo, si no despertamos la única fuerza de la naturaleza que nos lleva a nuestra unificación y a la conexión correcta entre nosotros, entonces, no obstante se revelará como la fuerza única que nos conecta y nos reúne, pero sin nuestra inclinación y deseo. En ese caso, tendremos que obedecer a esta ley en contra de nuestra voluntad, y esto nos llevará a situaciones muy desagradables a través de desastres, plagas y guerras.

Esta es una buena fuerza, porque conecta todo el sistema en uno. Sin embargo, si nos oponemos a esto, entonces despertamos sobre nosotros mismos la influencia de las fuerzas que actúan sobre nosotros como desastres.

Los cabalistas tratar de llevarle este conocimiento a toda la humanidad y de enseñarle cómo llegar a la correcta comprensión de la conexión, que despierta en nosotros una atracción hacia ella, y de acuerdo con nuestro anhelo, estimular el descubrimiento de la fuerza sin despertar desastres. Como una necesidad, nos acercaremos al estado singular integral correcto y avanzaremos de la mejor, más agradable y deseable manera. Tal esfuerzo es lo que se requiere de nosotros.

Los problemas más difíciles hoy en día están descubriéndose en la sociedad humana, a pesar de todo lo bueno que existe en el mundo. El progreso científico y tecnológico ha llegado a su punto más alto, pero ellos no se atreven a mostrarle esta tecnología moderna a la humanidad. De lo contrario, la gente no necesitará trabajar ni habrá necesidad alguna de invertir esfuerzo.

En esencia, ya hemos ido hacia un nuevo nivel de desarrollo, pero todavía no estamos listos para realizarla, debido a nuestra falta de adecuación. Tenemos las herramientas en nuestras manos, pero no estamos dispuestos a integrarlas correctamente al nuevo nivel, porque nuestro enfoque no es integral, es decir, nuestra estructura interna no es integral. Por el contrario, somos egoístas, y nuestra tendencia es a ser distantes entre nosotros y no conectarnos en armonía.

Como resultado de esto, miramos con miedo al estado futuro de la humanidad unida, y no sabemos qué hacer con siete mil millones de seres humanos que no trabajarán. No tenemos ningún concepto de otra forma de existencia ni de una conexión diferente entre nosotros mientras nos elevamos a otro nivel de percepción, a una vida y forma de vida diferentes.

Hay una multitud de sorpresas escondidas detrás de la nueva situación, pero todavía no estamos listos para digerirlas porque nuestra percepción no es integral.

Lo más importante en el sistema integral es renunciar a la visión individualista del yo contra el mundo. En lugar de esta, yo debo adquirir una percepción integral y ver una imagen completa, en la que todos estamos conectados y nos complementamos unos a otros. Sólo entonces puedo descubrir el estado futuro en el que debe existir la humanidad, y entonces entiendo y siento esta esperada vida en un momento propicio.

Nos corresponde a nosotros alcanzar esta percepción, y esto es lo que nos enseña la sabiduría de la Cabalá.
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