Al borde de la primera revelación

Deberíamos anhelar que la única fuerza, la única realidad que existe empiece a controlarnos. Este debería ser el resultado de nuestro esfuerzo.

La gente me pregunta: ¿Cómo es posible revisar y ver si realmente hemos alcanzado algo? Alcanzar cierto resultado significa sentir que no hay un deseo propio o pensamiento propio en nadie. Es como si hubiéramos sido embarcados en una nave espacial y nos hubiéramos desconectado de la tierra.

Nos elevamos y empezamos a sentir sólo el nuevo campo colectivo en el que nos encontramos. De la misma manera que cada pájaro en una gran bandada no siente su propio deseo: hacia dónde virar y qué hacer. Existe un cerebro colectivo que los dirige a todos en sincronía. Incluso los pájaros que vuelan al frente y aquellos que vuelan atrás, a la derecha y a la izquierda, no importa dónde estén, todos ellos giran juntos, cambian de velocidad y dirección, e incluso giran en dirección opuesta; ningún pájaro gira demasiado pronto ni demasiado tarde.

Hace un momento ellos estaban volando en una dirección y de pronto todos a la vez giran 180 grados, como si fueran un cuerpo. A esto se le llama ser un hombre con un corazón, en garantía mutua general. Nosotros no podemos alcanzar este atributo por nosotros mismos, sino sólo por medio de la Luz que Reforma que nos une a todos juntos en un sistema.

Este es un sistema análogo en el cual no hay «entrada» o «salida», no hay principio ni final, sino que todo sucede a la vez, simultáneamente.

La física moderna también está descubriendo que la verdadera realidad se encue