Breaking Israel News: “La UNESCO no refleja el antisemitismo de las naciones, sino nuestro propio odio”

El portal más grande Breaking Israel News publicó mi nuevo artículo “La UNESCO no refleja el antisemitismo de las naciones, sino nuestro propio odio”:

En abril de 2016, cuando la UNESCO adoptó la resolución de negar la historia judía en el monte del Templo, escribí que esto era solo el inicio de una campaña para negar la historia del pueblo judío, en la tierra de Israel, una campaña cuyo propósito final es la eliminación del estado judío. En diciembre del año pasado, la campaña aceleró cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó una resolución que abrió la puerta a sanciones y boicots indiscriminados contra Israel sobre su política de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén. Hace pocos días, la UNESCO dio otro paso en su campaña de negar los derechos judíos a Israel, rechazando los casi 4,000 años de historia de la Cueva de los Patriarcas.

Todos, incluyendo a los que votaron en favor de la resolución, saben que no hay bases históricas ni científicas en la demanda palestina de conexión al sitio. Pero sabemos que los hechos, son el factor menos importante en esta historia. Lo que importa es la campaña para eliminar el Estado de Israel y revocar la Resolución 181 de la ONU —que garantiza el establecimiento de un estado judío en Israel— y, está ganando fuerza.

Esta última resolución es una señal de advertencia para el pueblo judío y especialmente, para quienes viven en Israel. Nos dice que debemos reevaluar quiénes somos como nación, qué defendemos actualmente, qué nos gustaría ser y cómo podemos lograrlo.

Una alcantarilla de odio

Hace unas dos semanas, en su primer discurso público, David Friedman, embajador de EUA ante Israel, dijo, “Tengo un gran discurso preparado sobre lo extenso y profundo de la relación entre Estados Unidos y el Estado de Israel. Pero no voy a darlo esta noche”. En su lugar, el embajador Friedman, dedicó todo su discurso a la unidad de los judíos o más bien fue hacia el punto, la falta de ella.

No importa como se vea, el actual nivel de división entre los judíos es insostenible. Estamos envenenando nuestras relaciones con tanto odio, que el mundo no ve que nada bueno sale del pueblo judío. Estamos compitiendo por las áreas de oración del muro occidental y poniendo en la lista negra las decisiones de rabinos certificados, al determinar el judaísmo de la gente que necesita confirmar su judaísmo.  Hacemos campaña contra nuestro propio país en; la ONU, el movimiento BDS, la academia y en un sinfín de formas. Segregamos a los judíos con base en su orígen étnico y cultural y sólo nos asociamos con gente afín en ideas políticas y religiosas.    

Israel, que se supone sería un modelo de unión, se ha vuelto una alcantarilla que sólo emite el odio de nuestros correligionarios. Es justo lo opuesto a la esencia de nuestra fe y contradice lo que estamos destinados a proyectar al mundo.

¿Por qué la incesante persecución de los judíos?

A través de las generaciones, los líderes del pueblo judío —desde el más ortodoxo, hasta el más secular— han enfatizado que nuestra redención, salvación e incluso supervivencia, depende sólo de nuestra unidad.

“Todo Israel es responsable uno del otro… sólo donde haya gente responsable de los otros, existe Israel”, escribió el pensador sionista, A.D.Gordon. “Estamos llamados para unir al mundo. Pero antes de unir al mundo material, estamos llamados a revelar la unidad espiritual. Este es nuestro secreto más interno”,  declaró Rav Kook (Cartas del Raiah), primer rabino en jefe de Israel. “Todo depende de los hijos de Israel. Conforme se corrigen, toda la creación les sigue”, afirmó el libro Sefat Emet. “Tenemos ya que abrir nuestros ojos y ver que sólo la unidad puede salvarnos. Si todos nos unimos… para trabajar en favor de toda la nación, nuestro trabajo no será en vano”, reflexionó Eliezer Ben Yehuda, quien revivió la lengua hebrea. “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico, 19:18) es el más grande mandamiento en el judaísmo. Con estas pocas palabras, se formó la ley humana y eterna del judaísmo… El estado de Israel merecerá este nombre, sólo si su estructura social, económica, política y jurídica tiene base en estas tres palabras eternas”, concluyó David Ben Gurion, primer ministro de Israel.

Poco después del establecimiento del Estado de Israel, Rav Yehuda Ashlag, autor del comentario completo Sulam (Escalera) a El libro del Zohar, escribió en su composición, Los escritos de la última generación: “el judaísmo debe presentar algo nuevo a las naciones. Esto es lo que esperan del regreso de Israel a la tierra!”  De hecho, continuó Ashlag, “Es la sabiduría del otorgamiento, la justicia y la paz”.

A pesar de estas repetidas declaraciones, no hemos escuchado. Desde la ruina del Templo y el exilio, nos hemos dañado con nuestro infundado odio mutuo, no hemos aprendido a sobreponernos a nuestra aversión y a unirnos. Como resultado, la persecución de nuestra nación no se ha detenido. “Cuando Israel sea ‘como un hombre con un corazón’, serán un muro fortalecido contra las fuerzas del mal”, dijo el libro Shem MiShmuel. Pero, ¿cuándo fue la última vez que estuvimos “como un hombre con un corazón”?  

Nos levantamos y caemos por el poder de nuestra unidad  

De acuerdo al Rav Kook, “El propósito de Israel es unir al mundo entero en una sola familia” (Whisper to Me the Secret of Existence). Cuando un hombre pidió al anciano Hillel, enséñame la Torá, el sabio respondió, “Eso que odias, no se lo hagas al prójimo; esta es toda la Torá” (Talmud de Babilonia, Shabbat, 31a) También explícitamente Rabbi Akiva afirmó, “Ama a tu prójimo como a tí mismo, es la gran regla de la Torá” (Talmud de Jerusalén, Nedarim, capítulo 9, p.30b)  

Parecido a esos gigantes, el libro Shem MiShmuel dice, “La intención de la creación fue que todos se volvieran un paquete… pero debido al pecado (la inclinación al mal/egoísmo), la materia se corrompió al punto en el que ni siquiera los mejores de aquellas generaciones pudieron unirse. La corrección de la materia comenzó en la generación de Babilonia, cuando Abraham y sus descendientes unieron a la gente en una asamblea… Así, la materia continuó y creció hasta que se hizo la congregación de Israel. Pero el fin de la corrección vendrá cuando todos se vuelvan un solo paquete.”   

Israel se volverá una nación cuando todos sus miembros se comprometan a unirse “como un hombre con un corazón”. Inmediatamente después, a Israel se le encomendó ser “luz para las naciones”, transmitir esa sólida unión. Por esta razón, cuando estamos unidos, merecemos nuestra existencia como nación. Cuando nos separamos, no hay justificación para nuestra existencia como nación, porque no podemos ser “luz para las naciones”. En consecuencia, las naciones reclaman la tierra y la dispersión de los judíos, que no son leales a su vocación. Esta es la razón por la que el libro Maor VaShemesh afirma, “La defensa principal contra la calamidad es el amor y la unidad. Cuando hay amor, unidad y amistad dentro de Israel, ninguna calamidad puede llegar sobre ellos”.  

Nuestro destino está en nuestras manos

En su libro El arte de amar, el renombrado psicoanalista y sociólogo Erich Fromm, escribió, “El hombre  —de todas las edades y culturas —se enfrenta a la solución de una y la misma pregunta: la pregunta de cómo sobreponerse a la separación, cómo alcanzar la unión”. En adición, Fromm enfatiza, mientras el humano “se separe más del mundo natural, más intensa se vuelve la necesidad de encontrar nuevas formas de escapar de la separación”.

De hecho, la sociedad actual es tan narcisista que la gente se droga por decenas de miles cada año, simplemente por soledad. El neurocientífico, Marc Lewis, con candor resumió la pesadumbre de la humanidad, con el título a su soberana obra, “¿Por qué tanta gente muere por sobredosis de opiáceos? Es nuestra sociedad rota.

El libro del Zohar lo dice muy claramente en el famoso Tikkun número 30, que cuando Israel no está unido, “trae pobreza, ruina, robo, saqueo, asesinato y destrucción al mundo”. En otras palabras, no debe sorprendernos que la humanidad culpa a los judíos por sus desgracias. En su ensayo fundamental Garantía Mutua Rav Ashlag escribió, “Corresponde a la nación israelí capacitarse para que las naciones del mundo se desarrollen hasta que tomen sobre ellas la sublime tarea de amar a los demás, que es la escalera hacia el propósito de la creación”. ¿Por qué? Porque, continúa Ashlag, la nación israelí fue proyectada como “una puerta por la cual las chispas de amor hacia los demás, brillen sobre la raza humana en todo el mundo”.

Incluso si la gente no se da cuenta de que los judíos fueron formados como una salida para un mejor futuro de la humanidad, esta sensación instintiva dicta sus pensamientos y acciones. Esta expectativa latente provoca que académicos como el periodista e historiador británico Paul Johnson escriba, “En una fase muy temprana de su existencia colectiva, los judíos pensaban que habían detectado un esquema divino para la raza humana, del cual su propia sociedad tenía que ser piloto”. Esta expectativa también causa que los antisemitas cubran los sitios conmemorativos del holocausto con pancartas llevando la inscripción, “Los hebreos no nos separarán”

De hecho, nos elevamos y caemos por nuestra voluntad de ser luz de unidad para las naciones. Como resultado, somos la única nación cuyo destino está en sus propias manos. Si decidimos “tomar sobre nosotros esa sublime tarea de amor por los demás” y así volvernos “luz para las naciones”, la soberanía, prosperidad y paz en Israel están aseguradas. Pero si entregamos las riendas a nuestro propio egoísmo, como lo hemos venido haciendo los últimos dos mil años, es probable que veremos otra ronda de ruina en la tierra de Israel. A menos que recordemos pronto nuestra misión, nos elevemos por encima de nuestro ego y nos unamos, quizás sea demasiado tarde.

Reimpreso con el permiso del autor de The Jerusalem Post
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