Cancelación y cercanía del Creador

Ir hacia la fuerza superior, al Creador, es lo más importante que tenemos. Un trabajador del Creador, es decir, alguien que quiere avanzar en el camino espiritual más rápido de lo habitual, se distingue por que pide avanzar. Todos avanzan, cada criatura, todo vuelve a su raíz, a la adhesión completa que ya existe, pero que está oculta y necesita ser revelada. El curso natural del desarrollo requiere mucho tiempo, sufrimiento y golpes en el camino. Pero el hombre tiene oportunidad de avanzar por sí mismo.

Inicialmente, no siente esa necesidad, de lo contrario, todos estarían pidiendo y rogando. Debemos buscar la deficiencia correcta y si descubrimos deficiencia por el Creador, avanzaremos más rápido que por el camino habitual del sufrimiento. Este camino acelerado (Ajishena) no depende del tiempo, sólo de nuestro esfuerzo, anhelo de conectar y revelar el siguiente estado deseado, de querer que se revele.

Al elevar nuestra oración, nuestra petición, aceleramos el tiempo, por eso nos llamamos Israel; de lo contrario, somos considerados naciones del mundo. Esa es toda la diferencia entre Israel y las naciones del mundo. Israel va directo al Creador (Yashar-Él), anhela revelarlo y adherirse a Él por encima del tiempo, es decir, más rápido de lo que fue establecido por la naturaleza. Al acelerar el tiempo, nos convertimos en trabajadores del Creador.

Hay períodos de descenso en los que estamos de acuerdo con lo que suceda y perdemos toda esperanza. Caemos al estado de una persona común, pero luego de nuevo despertamos por la influencia superior. Así, vamos a través de descensos y ascensos, es decir, desconexión relativa y conexión con el Creador. En el descenso, aceptamos todo lo que tenemos, caemos al grado de bestia. Pero, en el ascenso, tan pronto como el Creador nos despierta, estamos preparados para invertir esfuerzo, buscar cómo fortalecernos y avanzar más.

Los estados cambian constantemente: una banda negra, luego una blanca. En apariencia, el Creador nos ayuda más, luego menos y debemos elevar nuestra oración. En descensos y ascensos, nuestra participación es minúscula, pero es precisamente lo que incluye la corrección y nos desarrolla. En espiritualidad, no importa cuán grande o pequeño seas, sino cuánto has agregado a tus deseos y los has desarrollado.

La verdad no es como la imaginamos de acuerdo a nuestra mente y sentimientos. “Tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen”. Pues nunca podremos descubrir al Creador directamente, sólo a través del ocultamiento, con fe por encima de la razón.

De hecho, el Creador está más cerca de nosotros justo cuando sentimos su ocultamiento. Él se acerca a nosotros y descubrimos que no lo sentimos, no entendemos y no sabemos. Pues, se acerca cierta fuerza, esquiva e inalcanzable para nuestra percepción.

Pero esto no es un estado de una persona común que simplemente no siente ni comprende nada. Sentimos el ocultamiento y nuestra incapacidad para revelarlo con nuestros órganos sensoriales. Precisamente es porque el Creador se acerca más cuando descubro que no puedo alcanzarle. Lo que llamamos ocultación, descenso, es el momento de mayor cercanía con el Creador.

De la 1a parte de la lección diaria de Cabalá 9/jul/19, «Plegaria»

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