Cuando las personas estaban más cerca de la naturaleza, ellas sentían la naturaleza de tal forma que nos parece casi mística. Pero en realidad a ellos les fueron revelados los fenómenos reales de la naturaleza. Por ejemplo, las tribus en la Amazonía sienten el bosque mucho mejor que nosotros; ellos huelen los rastros a kilómetros de distancia; leen signos y huellas, y pueden descifrar todo tipo de sonidos.
Después de todo, ellos no tienen nada más. El hombre vive en esto; su vida depende de eso, y es por eso que desarrolla cada vez más su conexión con el entorno. De acuerdo con el vuelo de los pájaros, de acuerdo con el soplo del viento, sabe muchas cosas. Él conecta toda la naturaleza inanimada, vegetativa y animada y la percibe como uno.
Pero nosotros somos lo opuesto. Nos escudamos nosotros mismos del entorno. Cerramos las puertas y ventanas sólo para no ver la cacofonía urbana y para no oír el ruido de los carros. Como resultado, estamos bloqueando nuestras vasijas de percepción. Nos aislamos de la vida y del universo.
Pregunta: Pero la gente generalmente confunde entre cercanía con la naturaleza y algo sobrenatural.
Respuesta: Todas estas son sensaciones, sentimientos, que podemos desarrollar en nosotros. Existen personas que puede sostener tu mano y decirte quien eres y cuáles son tus planes. Existen aquellos que predicen el futuro; que leen los pensamientos. Estas son sensaciones naturales que perdimos en el camino de desarrollo de la civilización, y no son ningún tipo de «percepciones extrasensoriales». La naturaleza instauró en el hombre muchos sentidos más nítidos que las sensaciones actuales. Y no cabe duda que no hay milagros.
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De la 4º parte de la Lección diaria de Cabalá del 30 de Diciembre del 2012, «Cuerpo y alma»
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