No debemos permitir que el amor se enfríe

555Baal HaSulam, Carta N° 2: Les aconsejo que le teman al hecho de que su amor pueda enfriarse a pesar de que nuestras mentes rechacen esta posibilidad.

Cuando estamos enamorados, nos parece que esto durará para siempre. Sin embargo, sabemos que en este mundo todo es temporal. Esta situación también se aplica a la espiritualidad, puesto que allí también continuamos subiendo los próximos peldaños. Entonces, es natural que los estados actuales desaparezcan allí también. Es por eso que no hay nada que sea permanente, sin importar la condición y la razón para ello, siempre será reemplazada por otra, ya sea una mala por una buena, o una buena por una mala.

No obstante, hagan todo lo posible por multiplicar el amor. Si hay una manera de incrementar el amor, pero uno no toma ventaja de ella, a esto se lo considera una «omisión». Es «como si» uno le diera un gran regalo a un amigo: el amor que se revela en el corazón de su amigo en el momento de la entrega es diferente al amor que permanece en el corazón de su amigo después de terminado el acto de entrega.

En otras palabras, el amor desaparece gradualmente. Este se «enfría» cada día hasta alcanzar la medida en que desaparece por completo y llega a una etapa de olvido. Es por eso que el destinatario del regalo debe buscar las maneras de considerar el acto de dar como recurrente y nuevo cada día.

Es decir, tenemos que renovar constantemente la sensación de amor y nunca permitir que nuestras sensaciones se enfríen. Todo sucede dentro de nosotros. Para mantener esta sensación, no necesariamente tenemos que recibir regalos cada vez. Esta regla también se aplica a la unidad entre nosotros que tiene que ser promovida de manera continua.

Hemos llegado a un estado en el que cada uno de nosotros se preocupa por los demás como si fueran nuestros pequeños, más cercanos y más queridos hijos. Por lo tanto, nos esforzamos por darles a ellos todo lo que quieren. Si logramos hacerlo, les ofreceremos a los demás todo lo que realmente necesitan, y el Creador se manifestará entre nosotros como resultado de nuestra semejanza con Sus propiedades.

Nuestra actitud hacia los demás y Su propiedad absoluta de amor y otorgamiento coinciden de alguna manera. Al menos ellas alcanzan el primer nivel de similitud de los 125 peldaños. Este es el tema más importante para nosotros. Estamos en un estado de disposición constante y todo está en nuestras manos.

Debemos suplicarle insistentemente el Creador para que les dé a nuestro amigos todo lo que ellos quieren, es decir, la corrección y la revelación. La revelación es el atributo de otorgamiento y amor entre nosotros. Esto es exactamente lo que queremos decir con el término inquietud: un estado de cuidar a los nuestros amigos que es similar a tomar el cuidado de nuestros propios niños a partir de dos lados el juicio y el amor.

Por el lado del juicio, realmente deberíamos preocuparnos de perder la oportunidad, como los estudiantes de la ARI, cuando él los invitó a Jerusalén para llevar al mundo a un estado de corrección. En ese momento, todo apoyaba a la fuerza superior para revelárseles a ellos, ya que la fuerza superior estaba lista para actuar en este mundo y corregirlo. Sin embargo, los estudiantes del ARI encontraron excusas para no obedecer la invitación de su maestro. Algunos de ellos no se presentaron debido a que sus esposas no quisieron dejarlos ir y los demás estaban ocupados.

Esto explica el por qué tenemos que mantener el estado de temor y estar preocupados si no tenemos éxito. En cada momento y cada minuto, tenemos que aclarar cómo debemos tratar a los demás y apoyar al Kli (vasija) general de una manera que finalmente llegue a una determinada condición que permita que el Creador se nos revele.

Es como si actualmente nos enfrentáramos con el Juez, y como si se nos diera la última oportunidad, o nos concediera la última palabra. ¡Imagínense a sí mismos en este estado! Visualicen que estamos frente a juicio y que tenemos que llenarlo de amor mutuo. Seremos capaces de hacer esto sólo si le pedimos al Creador que llene los vacíos entre nosotros.

No somos nosotros quienes nos acercamos en nuestros corazones, más bien es el Creador quien llena con amor el vacío egoísta que hay entre nosotros. Cuando la distancia entre nosotros se multiplica por el amor, emerge una conexión de gran intensidad. Es por ello que nuestra cercanía ocurre sólo debido a que el Creador llena los espacios vacíos entre nosotros. Él conecta, coordina, y nos une. Es por eso que nuestro trabajo es llamado la obra del Creador (Avodat a-Shem).

Nosotros sólo lo invitamos a Él a hacer el trabajo de corregir y fortalecer nuestra conexión.

(144676 – De la Convención en San Petersburgo «Día uno» del 9/19/14)

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