En los últimos años se han desarrollado nuevas tecnologías en medicina que permiten alargar la vida humana hasta límites que antes parecían fantasiosos. Pero ¿Tiene sentido alargar la vida hasta los 200 años?
Hace mil años, la gente vivía 20 años y esto se consideraba normal; hoy la esperanza de vida se acerca ya a los 100 años y esto se considera normal. La cuestión es cómo llenar esta vida para que no se llene solo de visitas al médico.
En primer lugar, hay que averiguar qué beneficios aporta a la humanidad para no limitarse a prolongar la vida humana. Al fin y al cabo, vemos que aumentar el número de años que vive una persona no cambia la visión de la vida. A lo largo de varios siglos, la esperanza de vida ha aumentado muchas veces, pero en realidad nada ha cambiado. El egoísmo no cambia. La cuestión es: ¿Para qué vivir, para el beneficio de la humanidad o para uno mismo? ¿Para qué vive una persona y vale la pena prolongar su vida?
Si necesitáramos la larga vida que proporcionan las modernas tecnologías de trasplante de órganos artificiales, la naturaleza nos la habría dado.
¿Por cuántos años vale la pena vivir? Durante tantos como una persona pueda realmente beneficiarse a sí misma y a los demás. Si el sentido de la vida de una persona es alcanzar el propósito de su existencia, revelar la fuerza superior, y así elevarse al nivel más alto de la función humana, entonces realmente vale la pena el esfuerzo de prolongar la vida. Pero sin un propósito superior, ¿Para qué prolongar la vida si la mitad del tiempo la persona sufrirá con medicamentos y operaciones y nunca saldrá de la consulta del médico?
En primer lugar, tratemos de utilizar correctamente los años que nos quedan de vida, para averiguar para qué vivimos, y si lo conseguimos, tenemos que contarlo a los demás. No hay mayor logro en la vida que encontrar la razón de la vida, su propósito, y ayudar a otros a alcanzar lo mismo.
El propósito de la vida es entender la fórmula de la vida, y de acuerdo con ella, llegar a ser perfectos en nuestras acciones y justificar y estar totalmente de acuerdo con la fuerza de la creación, el Creador, y la humanidad. Después de todo, esto significa que no maldices al Creador y eres solidario con Su creación. Entiendes la creación, lo que ocurre en ella, tu vida dentro de ella, cómo te abraza y cómo actúa.
El acuerdo con la creación revela todas nuestras sensaciones, y empezamos a sentirla directamente, como si estuviéramos desollados. Alcanzar la esencia de la creación, alcanzar al Creador, y alcanzar la raíz de la creación y su propósito significa experimentar toda la creación directamente, como si existieras dentro de esta única fuerza con una percepción desnuda.
Todo esto lo logramos a través del amor por los seres creados, porque cuando llegamos al sentimiento del Creador, sentimos que estamos conectados con todos los seres creados.
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