Reportaje por el experto en economía Reinhard Göweil (traducido del periódico austriaco KURIER): En los Estados Unidos de América, las ventas de la temporada festiva disminuyeron en un 8%. La industria japonesa cayó un 16% este año. Los economistas se refieren a esta situación como «caída libre». En muchos países europeos, los líderes en economía intentaron acallar la situación en un principio. Pero, ahora llegó la hora de poner las cartas sobre la mesa: el mundo está entrando en una crisis financiera que va a traer consigo tanta destrucción en la propiedad y el empleo que nada comparable se habrá visto sino después de una guerra.
El capitalismo de Reagan y Thatcher que se aplicó en los años 80 ha propiciado su propia desaparición. Ahora necesitamos una transformación completa de nuestro comportamiento económico y social. La economía debe ahora empezar a proveer a las personas lo que necesitan y dejar de ser un fin en sí mismo.
Mi comentario: Ya sea que suceda por medio de esta crisis o las siguientes (nos toca a nosotros determinar cuántas crisis serán necesarias), nos vamos a depurar. En algunos países, cientos de tipos y marcas de productos y bienes van a desaparecer de los anaqueles, pues algunas personas no están contentas con sólo hacer dinero, además, tienen que llenarse los bolsillos. Entretanto, los productos indispensables aparecerán en otros países. En un mundo global y unificado, las cosas deben organizarse de manera distinta: todo en el mundo, todo lo que existe en la naturaleza y en la tierra (todos los recursos naturales), son propiedad común y pertenecen a todos. Todo lo que se produce se debe distribuir entre todos por una autoridad global dependiendo de las necesidades de cada quien, como en un familia.
Hasta que establezcamos este sistema de interacciones, continuaremos a oponernos al sistema cerrado de la Naturaleza en el que existimos. Por el momento, somos como las células cancerosas en un cuerpo. Por consiguiente, nuestra caída libre no es algo común y corriente, como brincar desde un avión con un paracaídas. Sin embargo, si abrimos el paracaídas de seguridad «Cabalá» encima de nosotros, nos vamos a salvar. (En la imagen de arriba, la palabra «Cabalá» está escrita en el paracaídas).
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