El camino largo y sinuoso que no necesitamos recorrer

Mi nuevo articulo: «El camino largo y sinuoso que no necesitamos recorrer«

Necesitamos comprender la singularidad del estado actual de la humanidad. En el mundo está surgiendo un nuevo sistema. En este sistema, todos estamos conectados, sin saberlo, sin quererlo e irreversiblemente. El sistema siempre ha estado ahí, pero ahora los hilos nos acercan más y ya no podemos ignorar nuestra interdependencia, aunque odiemos pensarlo.

Cada vez es más evidente que la creación se encamina a la interconexión y los que se resistan, perderán. Vamos por un camino largo, sinuoso y doloroso, aunque podríamos ir por uno corto, rápido y agradable. Lo único que necesitamos para seguir el camino deseable es abrazar la conexión. Si la rechazamos, seguiremos por el camino actual y doloroso, hasta que finalmente aceptemos conectarnos.

La intensificación de los desastres y las crisis que parecen asaltar el mundo, en todas partes, son los giros y vueltas en nuestro camino hacia la conexión. Cada vez que nos alejamos, la realidad nos obliga a darnos cuenta de que somos dependientes unos de otros y que es mejor que actuemos como corresponde.

Mira el aumento de precios en todo el mundo; mira los altos costos de transporte, buques cargados, fuera de los puertos por semanas, esperando su turno para descargar. Observa cómo nos infectamos unos a otros con nuevas cepas de Covid, cada pocos meses. Ve que la escasez de chips de silicio está paralizando toda la producción mundial, desde coches hasta computadoras y electrodomésticos. Estos son signos desagradables e innecesarios de que estamos conectados.

No hay escasez real de nada. Hay suficiente comida, suficientes productos, suficientes chips, suficiente petróleo, suficiente de todo para satisfacer a todos. Lo único que no está satisfecho es nuestro ego, que obtiene satisfacción al abusar de los demás. Para poner a otros en peligro, el ego crea crisis donde no debería haberlas. No entendemos, que como estamos conectados, cuando lastimamos a otros, también nos lastimamos a nosotros mismos.

Necesitamos una nueva forma de pensar. Debemos darnos cuenta de que en la realidad emergente, los países y organizaciones que se adapten a la exigencia de conectarse, cosecharán recompensas de su esfuerzo y los que se nieguen quedarán atrás.

Por supuesto, es un proceso. Llevará tiempo cambiar verdaderamente nuestros patrones de pensamiento. Sin embargo, para iniciar el cambio, no es necesario que tengamos éxito de inmediato. El mismo esfuerzo por cambiar de ruta es suficiente para crear un impulso positivo que nos lleve al camino correcto, hacia una humanidad satisfecha y feliz. Si soslayamos el esfuerzo, seguiremos por el camino largo, sinuoso y cada vez más doloroso, hasta que nos dobleguemos a los dictados de la realidad y finalmente, aceptemos conectarnos.

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