El Creador nos trae al faraón

El ascenso de este mundo al mundo espiritual se realiza gracias a que necesitamos cada vez más la ayuda del Creador. Y para ayudarnos a adquirir Sus cualidades, el Creador nos da, la carga del corazón, el sentimiento de que no podemos arreglar nada sin Él. En todas partes estamos convencidos de que no somos capaces de cumplir ninguna condición espiritual.

Pero tampoco podemos pedir al Creador; no sabemos cómo hacerlo. Esto muestra falta de fe. Es decir, no sentimos al Creador, no sentimos que Él existe y que está esperando dispuesto a ayudarnos y que sólo con Su ayuda podemos cumplir las condiciones espirituales, lograr conexión y otorgamiento y ver el mundo como desde su origen fue creado.

Por lo tanto, tendremos que revelar más de nuestra fuerza del mal, lo que no nos permite conectarnos ni entre nosotros ni con el Creador. Y cuando sentimos que no podemos conectarnos ni otorgar, quiere decir que el Creador nos muestra al faraón, que se interpone entre nosotros y nos lleva a la pared, nos impide ir hacia la conexión y acercarnos para convertirnos en un hombre con un corazón. .

Y todo este agobio del corazón es el resultado de no creer en el Creador, es decir, la falta de sentimiento de que esta fuerza existe y que sólo esta fuerza pone todo tipo de obstáculos frente a nosotros.

Es el Creador quien pone al faraón, nuestro ego, contra nosotros, para que estemos convencidos de nuestra impotencia interior. Debo actuar, pero siento que no puedo, no tengo la fuerza para superar mi egoísmo ni en la más mínima forma.

Y mientras más avanzamos, más débiles nos sentimos, incapaces de realizar la más mínima acción de otorgamiento. Pero el Creador, deliberadamente dispuso que nos sumerjamos en el ego, que muestra su poder total sobre nosotros, el poder del faraón, bajo cuya esclavitud estamos en Egipto. Sólo el Creador puede salvarnos sacándonos del egoísmo, ninguna otra fuerza. Por eso, necesitamos cada vez más la fuerza de otorgamiento que el Creador puede darnos.

Estas dos fuerzas, la fuerza del faraón y la fuerza del Creador, se enfrentan y Moshé (Moisés) somos nosotros, la fuerza en el medio, que quiere ir al lado del Creador y elevarse por encima del faraón, para salir de su control. Pero esta fuerza es muy débil. Y sólo en la medida de nuestra fe en el Creador, en saber que Él puede salvarnos, arrebatarnos de las manos del faraón, establecemos el dominio de la fuerza del bien sobre la fuerza del mal.

El Creador mandó diez golpes, para despertar la fuerza del faraón. Le dice a Moshé: «Ven al faraón, porque endurecí su corazón” ¿por qué endurece al faraón haciéndolo cada vez más fuerte?

Moshé es la fuerza que quiere escapar del faraón y sacarnos del egoísmo. Moshe ve que no puede salir solo, que debe aferrarse al Creador, aferrarse a Él como el bebé se aferra a su madre con todas sus fuerzas. Es la única forma en que se siente seguro y protegido.

Ambas fuerzas vienen del Creador: la fuerza de dar y la fuerza de recibir. Depende de nosotros orar para que la fuerza de otorgamiento prevalezca sobre la fuerza de recepción y nos permita realizar acciones prácticas de otorgamiento.

Y cuando aprendamos a realizar acciones altruistas, sentiremos la presencia del Creador en ellas, Su fuerza y Su ayuda. Comenzaremos a recopilar nuestros deseos de otorgamiento y formaremos un recipiente espiritual, nuestra alma, la forma del grupo espiritual.

Por lo tanto, lo principal es considerar dónde recibimos la invitación del Creador para realizar una acción espiritual en aras del otorgamiento, para darnos cuenta de nuestra incapacidad para cumplirla y la necesidad de acudir a Él en busca de ayuda. Así recibimos este poder de Él y realizamos la acción de otorgamiento. Este ascenso por encima del egoísmo se llama éxodo de Egipto.
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De la lección diaria de Cabalá 17/mar/21, «Pesaj«

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